Semillas de Esperanza: el mensaje contemplativo de Thomas Merton
I
Presentación de Thomas Merton
La vida y obra de Thomas Merton (1915-1968), monje cisterciense puede quedar muy
bien resumida en estas palabras: “El viaje de Thomas Merton siguió un recorrido desde una multiplicidad de palabras hasta la Palabra y desde ella otra vez a las palabras; desde la sociedad a la soledad y de nuevo a la sociedad; desde la conversación hasta la conversión y de vuelta a la conversación; desde la comunicación hasta la comunión y de retorno a la comunicación. Tanto en el progreso histórico como en el regreso ontológico las palabras sirven para mediar en la construcción social del sentido del mundo”.
Como otros muchos monjes es más conocido por su palabra que por el silencio. Y cumplió aquella máxima de Evagrio el Póntico: “Monje es el que está solo y unido a todos”.
Merton mismo cuenta en su autobiografía –La montaña de los siete círculos- cómo y
dónde vino a este mundo, y en su relato no se olvida de estas dos características –cómo y dónde que marcarían toda su vida:
Vine al mundo el último día de enero de 1915, bajo el signo de Acuario, año de una tremenda guerra, y a la sombra de unas montañas francesas fronterizas con España. Aunque libre por naturaleza y a imagen de Dios, con todo, y a imagen del mundo al cual había venido, también fui prisionero de mi propia violencia y egoísmo.
El mundo era trasunto del infierno, abarrotado de hombres como yo, que le amaban y también le aborrecían. Habían nacido para amarle y, sin embargo, vivían con temor y ansias desesperadas y enfrentadas... Mi madre quería que yo fuese independiente y que no corriera con el rebaño. Tenía que ser original, individual, manifestar carácter e ideales propios. No debía ser un artículo fabricado, según el común patrón burgués, según el tipo general de los demás... Si lo que la mayoría de la gente da por sentado fuera realmente verdadero..., si todo lo necesario para ser feliz fuese apoderarse de todo, verlo todo y adentrarse en todas las experiencias, y luego hablar de ello, yo habría sido una persona muy feliz, un millonario espiritual desde la cuna hasta ahora...Si la felicidad fuera simplemente cuestión de dones naturales, nunca habría ingresado en un monasterio trapense cuando llegué a la edad de hombre...
Nacido en Francia, donde cursó sus estudios primarios, educado en Inglaterra, universitario en Estados Unidos, cosmopolita, culto, decidido a todo... tras una juventud desorientada, reorganiza su vida espiritual gracias a buenas lecturas y buenos profesores.
El 10 de diciembre de 1940 ingresa en la Abadía Cisterciense estadounidense de Gethsemani, Kentucky, ansioso de encontrar sentido a su vida, buscar la soledad y dejar una vida entregada a la literatura que le entusiasmaba.
Pronto se dará cuenta de una realidad que confesaría años más tarde en uno de sus libros, Semillas de contemplación:
Nuestra vocación no consiste simplemente en ser, sino trabajar, junto con Dios, en la creación de nuestra vida, nuestra identidad, nuestro destino. Somos seres libres e hijos de Dios. Esto significa que no debemos existir pasivamente, sino participar activamente en Su libertad creadora, en nuestra vida y en la vida de los otros, eligiendo la verdad... Somos llamados incluso a compartir con Dios a crear la verdad de nuestra identidad. Podemos eludir esta responsabilidad jugando con máscaras, y esto nos agrada, porque a veces puede aparecer una manera libre y creadora de vivir.
Poco después de concluir su periodo de formación monástica empezó a escribir. Primero sobre temas de espiritualidad monástica y contemplativa –La montaña de los siete círculos, Semillas de contemplación, Los hombres no son islas, Pensamientos en la soledad, El Signo de Jonás, etc. Es su primera etapa, en la que se plantea el sentido de la vida contemplativa y monástica, y lo expresa con un lenguaje nuevo y llamativo, sincero y a la vez crítico. Sus libros alcanzan gran difusión, y su soledad se resiente. En una segunda etapa, a la vez que busca mayor soledad se siente más comprometido con la suerte del mundo y sus problemas: la paz, la violencia, la guerra, los derechos humanos, la increencia...
Se relaciona con grandes escritores y personalidades de su tiempo, siempre desde su
deseada y amada ermita. Obtiene un permiso para vivir en soledad dentro de su propio monasterio; pero se hace cada vez más conocido. De esta época son algunos libros importantes: Conjeturas de un espectador culpable, Niña bomba original, Nuevas semillas de contemplación, El hombre nuevo, Semillas de destrucción, La revolución negra, Incursiones en lo indecible, etc. varios libros de poemas reflejan sus inquietudes más profundas, su tremendo dolor e insatisfacción ante la condición del mundo occidental. Fruto de su inquietud espiritual, de su sensibilidad humana y religiosa, de su compasión y misericordia por el mundo, son estas palabras de su libro Conjeturas de un espectador culpable:
En Louisville, en la esquina de la Cuarta y Walnut, en medio del barrio comercial, de
repente me abrumó darme cuenta de que amaba a toda esa gente, de que todos eran
míos y yo de ellos, de que no podíamos ser extraños unos a otros aunque nos
desconociéramos por completo. Fue como despertar de un sueño de separación, de
falso aislamiento en un mundo especial, el mundo de la renuncia y la supuesta
santidad. Es glorioso destino ser miembro de la raza humana, aunque sea una raza
dedicada a muchos absurdos y aunque cometa terribles errores: sin embargo, con todo eso, el mismo Dios se glorificó al hacerse miembro de la raza humana. ¡Miembro de la raza humana! ¡Pensar que el darse cuenta de algo tan vulgar sería de repente como la noticia de que uno tiene el billete ganador de una lotería cósmica!
Tengo el inmenso gozo de ser hombre, miembro de la raza en que se encarnó el
mismo Dios. ¡Como si las tristezas y estupideces de la condición humana me pudieran
abrumar ahora que me doy cuenta de lo que somos todos! ¡Y si por lo menos todos se
dieran cuenta de ello! Pero eso no se puede explicar. No hay modo de decir a la gente que anda por ahí resplandeciendo como el sol...
Entonces fue como sí de repente viera la secreta belleza de sus corazones, las
profundidades de sus corazones donde no puede llegar ni el pecado ni el deseo ni el
conocimiento de sí mismo, el núcleo de su realidad, la persona que es cada cual a los
ojos de Dios. ¡Si por lo menos todos ellos se pudieran ver como son realmente! ¡Si por
lo menos nos viéramos unos a otros así todo el tiempo! No habría más guerra, ni más
odio, ni más crueldad, ni más codicia... Supongo que el gran problema sería que se
postrarían a adorarse unos a otros. Pero eso no se puede ver; sino sólo creer y
"comprender" por un don peculiar.
Años más adelante, en una etapa posterior abre sus horizontes a otras culturas y religiones, y así lo expresa en otro de sus libros, Conjeturas de un espectador culpable:
Si puedo unir en mí mismo el pensamiento y la devoción del Cristianismo oriental y el
occidental, de los Padres griegos y latinos, de los místicos rusos y los españoles, puedo preparar en mí mismo la reunión de los cristianos separados. De esa unidad secreta e inexpresada que hay en mí mismo puede acabar por salir una unidad visible y manifiesta de todos los cristianos. Si queremos reunir lo que está separado, podemos hacerlo imponiendo una división sobre la otra o absorbiendo una división en la otra. Pero si lo hacemos así la unión no es cristiana. Es política, y está condenada a mayor conflicto. Debemos contener todos los mundos divididos en nosotros y transcenderlos en Cristo... Y lo mismo con los musulmanes, los hindúes, los budistas, etc. Eso no significa sincretismo, indiferentismo, la vaporosa y descuidada actitud amistosa que lo acepta todo a fuerza de no pensar nada. Hay mucho que se puede "afirmar" y "aceptar”; pero primero uno debe decir "sí" cuando realmente puede.
Thomas Merton apenas salió de su monasterio, en contra de lo que se cree; no se prodigó en apariciones públicas, apenas ninguna, y, sin embargo, llevaba todo el ser del mundo en la sangre de sus venas. Así lo expresa en el prólogo a la edición
japonesa de La montaña de los siete círculos:
... Es mi intención hacer de mi vida entera un rechazo y una protesta contra los
crímenes y las injusticias de la guerra y de la tiranía política que amenazan con
destruir a toda la raza humana y al mundo entero... A través de mi vida monástica y de mis votos digo NO a todos los campos de concentración, a los bombardeos aéreos, a los juicios políticos que son una pantomima, a los asesinatos judiciales, a las
injusticias raciales, a las tiranías económicas, y a todo el aparato socioeconómico que no parece encaminarse sino a la destrucción global a pesar de su hermosa palabrería en favor de la paz. Hago de mi silencio monástico una protesta contra las mentiras de los políticos, de los propagandistas y de los agitadores, y cuando hablo es para negar que mi fe y mi iglesia puedan estar jamás seriamente alineadas junto a esas fuerzas de injusticia y destrucción. Pero es cierto, a pesar de ello, que la fe en la que creo también la invocan muchas personas que creen en la guerra, que creen en la injusticia racial, que justifican como legítimas muchas formas de tiranía. Mi vida debe, pues, ser una protesta, ante todo, contra ellas...Si digo que NO a todas esas fuerzas seculares, también digo SÍ a todo lo que es bueno en el mundo y en el hombre. Digo SÍ a todo lo que es hermoso en la naturaleza, y para que éste sea el sí de una libertad y no de sometimiento, debo negarme a poseer cosa alguna en el mundo puramente como mía propia. Digo SÍ a todos los hombres y mujeres que son mis hermanos y hermanas en el mundo, pero para que este sí sea un asentimiento de liberación y no de subyugación, debo vivir de modo tal que ninguno de ellos me pertenezca ni yo pertenezca a alguno de ellos. Porque quiero ser más que un mero amigo de todos ellos me convierto, para todos, en un extraño...
El último viaje de su vida fue a Asia. Un viaje largamente preparado, en el que puso una gran esperanza, al que partió con deseo de aprender y buscar más profundamente la verdad. Debía participar en un encuentro de monjes asiáticos. Todo su itinerario físico y espiritual queda reflejado en su espléndido libro Diario de Asia.
La peregrinación de Thomas Merton a Asia fue un esfuerzo por su parte para profundizar en su compromiso religioso y monástico. Esto resulta evidente considerando las notas preparadas para el encuentro interconfesional celebrado en Calcuta a mediados de noviembre:
Yo hablo como un monje occidental que se encuentra muy preocupado ante su
propia vocación monástica y ocupaciones. He dejado mi monasterio para venir aquí no como un investigador o incluso como un autor de libros (lo cual también es cierto). He venido como un peregrino que está ansioso por obtener no sólo información, no sólo hechos sobre otras tradiciones monásticas, sino para beber de las antiguas fuentes de la visión y experiencia monásticas. Busco no sólo aprender más (cuantitativamente) sobre religión y vida monástica, sino también transformarme a mí mismo en un monje mejor (cualitativamente) y más iluminado.
En Bangkok pronunció la conferencia que tenía asignada. Tras acabarla y retirarse a descansar, dijo a los oyentes sus últimas palabras: -“Esto es todo; ahora desapareceré”. Horas más tarde lo encontraron muerto en su habitación, víctima de un cortocircuito en un ventilador.
Como escribió en el párrafo conclusivo de una carta circular a sus amigos: - “Nuestro auténtico camino en la vida es interior; es una cuestión de crecimiento, de profundización, y de una cada vez mayor entrega a la acción creadora del amor y de la gracia en nuestros corazones. Nunca fue tan necesario como ahora el responder a esa acción” (Carta circular a los amigos, septiembre de 1968).
Oración
DIOS, SEÑOR MIO, no tengo idea de adónde voy. No veo el camino ante mi. No puedo
saber con certeza dónde terminará. Tampoco me conozco realmente, y el hecho de pensar que estoy siguiendo tu voluntad no significa que en realidad lo esté haciendo. Pero creo que el deseo de agradarte, de hecho te agrada. Y espero tener ese deseo en todo lo que hago. Espero que nunca haré algo apartado de ese deseo. Y sé que si hago esto me llevarás por el camino correcto, aunque yo no sepa nada al respecto. Por lo tanto, confiaré en Ti aunque parezca estar perdido y a la sombra de la muerte. No tendré temor pues estás siempre conmigo, y nunca dejarás que enfrente solo mis peligros. (Pensamientos en la soledad)
II
LOS ESCRITOS DE THOMAS MERTON
No hace mucho un corresponsal de prensa del The Courier Journal de Louisville, en Kentucky (USA), difundía en su columna periodística unas notas sobre la vigencia
de la obra y vida del monje trapense americano Thomas Merton. En parte nos servimos de ellas para nuestra propia nota.
Thomas Merton murió en Bangkok el 10 de diciembre de 1968. Ingresó en el monasterio a la edad de 26 años, siendo objetor de conciencia y converso al catolicismo. Había viajado a Tailandia para asistir a una conferencia sobre el fomento para el entendimiento entre las religiones de Oriente y Occidente.
Su prematura muerte no ha disminuido en absoluto su influencia como ferviente defensor de la paz, justicia social y al diálogo interreligioso. Su reputación de erudición bien fundamentada y profunda interpretación de la teología le ha merecido la fama de ser uno de los pensadores espirituales de mayor influencia de los tiempos modernos. Tampoco le han faltado, ni le faltan, críticas y censuras a sus obras, especialmente desde los movimientos religiosos más conservadores.
El Hno. Patrick Hart, monje también de Gethsemani, fue nombrado secretario de Merton cuando éste se vio ya metido de lleno en su tarea de escritos y difusor del pensamiento religioso de su tiempo.
Patrick Hart estaba trabajando en un despacho de la Abadía de Nuestra Señora de Getsemaní cuando recibió un aviso del abad dándole noticias procedentes de Tailandia que jamás olvidaría. El mismo cuenta que, cuando entró en la habitación de su Abad, “éste estaba pálido como un fantasma, y recuerdo pensar si el abad estaría… Tomé un asiento, y él me dijo: -Tengo algunas noticias para ti, el Padre Louis ha muerto. Lo dijo tal cual, y yo no me lo podía creer”.
Aún ahora, estando los Estados Unidos en la guerra de Irak, Afganistán, etc., el pacifismo de Merton provoca cartas de protesta y correos electrónicos, dice Paul Pearson, director del THOMAS MERTON CENTER, en Bellarmine University (Louisville), donde se guardan los archivos y escritos de Merton. "Hemos recibido cartas amenzantes (este año) de personas que han leído los escritos de Merton sobre la guerra," dice Pearson. "Algunos mensajes son terribles, y he tenido la sensación de que no estaba muy lejos el tiempo en que algunas personas quemaban los libros de Merton estando él en vida”.
La Abadía cisterciense de Getsemaní, conocida por su soledad y la estricta observancia
de la disciplina monástica, sus quesos y su “bourbon fudge”, fue donde Merton permaneció casi todos los días de su vida desde 1941. El sentimiento de dolor reinante en la Abadía por su pérdida fue profundo, recuerda el P. James Conner, monje de Getsemani desde 1949.
Aunque Merton es muy conocido, sobre todo por su autobiografía, publicada en 1948, La Montaña de los siete Círculos, sus hermanos lo recuerdan por su trabajo en la abadía como maestro de novicios, el monje que enseña nuevos monjes, y las charlas semanales que impartía a toda la comunidad o a grupos de la misma.
Pero Merton dejó un legado de miles de cartas y casi cien libros, entre ellos sus famosos Diarios, y cientos de horas de conferencias grabadas, además de manuscritos originales de obras publicadas, dibujos, esbozos y fotografías. En total, el archivo del TMC tiene más de 45,000 documentos. Pearson ha dicho que las obras de Merton han sido publicadas aún más después de su muerte que antes de su muerte. "En el mundo académico existe la idea de que o bien publicas o pereces, pero en el caso de Merton parece todo lo contrario: pereces, entonces publicas”.
Patrick Hart era secretario desde hacía sólo seis semanas cuando Merton falleció. Y supuso que no sería nuevamente asignado para esa función después del funeral: -"Pensé que el trabajo había terminado", comentó. "No tenía idea de que había dejado detrás tanto material. Así que el trabajo continuó por 35 años, y aquí estoy. Nunca me he arrepentido”. Durante todos estos años el Hno. Patrick ha sido responsable de editar, controlar, supervisar y animar publicaciones de Merton y sobre Merton.
Pearson dice que el interés por los escritos de Merton disminuyó por un tiempo después de su muerte, pero volvió a recuperarse a finales de 1970 y ha subido desde los 1980, cuando se publicó la primera gran biografía, la de Michael Mott. El pasado año, añade, los dos empleados que cuidan de los archivos recibieron 2,500 solicitudes sobre materiales y escritos de Merton.
En España ha sucedido paralelamente lo mismo. Desde hace unos años son dos o tres los libros nuevos o reediciones que aparecen de y sobre Merton, son numerosos los artículos publicados –especialmente por la revista CISTERCIUM- libros traducidos y estudios de investigadores españoles –Fernando Beltrán Llavador (Thomas Merton: La educación del nuevo Adán Americano), Sonia Petisco (La poesía de Thomas Merton: creación, crítica y contemplación), Elvira Ródenas (Thomas Merton: una propuesta de vida interior), Francisco R. de Pascual (Thomas Merton. Escritos esenciales) etc., por sólo citar algunos. Así, pues, la densidad y la complejidad de la obra de Thomas Merton se ponen hoy día de manifiesto a medida que van apareciendo numerosas traducciones, reediciones y compilaciones de sus obras, y la demanda por parte de los lectores exige la aparición de nuevos volúmenes. Tal proliferación de publicaciones ha supuesto nuevas traducciones y revisión de las ya hechas. Si todas ellas son meritorias, las traducciones al castellano hechas en los últimos años se aprovechan de varios factores: mejor conocimiento de la obra global de Thomas Merton, estudios amplios y profundos sobre su obra, interés de las editoriales por ofrecer al lector textos de calidad. Hay que hacer referencia obligada a varias editoriales españolas que se han tomado con profundo interés la difusión de la obra de Merton: Sal Terrae, Oniro, Trotta, Lumen, Paidós Ibérica, Kairós, PPC, Verbo Divino, Desclée de Brouwer, (y nos disculpamos si no mencionamos más).
El CENTRO INTERNACIONAL DE ESTUDIOS MÍSTICOS DE ÁVILA publicó en 1997 el volumen Querido lector... Reflexiones sobre mi obra: Prefacios a las traducciones en Oriente y Occidente de las obras de Thomas Merton.
“Merton tenía una de esas mentes universales privilegiadas”, comenta P. Hart. “Tenía
interés por todas las cosas de valor –humano y divino”. El Rev. Damien Thompson, actual abad de Getsemaní, es el primer abad desde la muerte de Merton que no lo ha conocido personalmente, pero comentó que siendo sacerdote y trabajando entre los pobres y marginados allá por los años 1960, ya era profundamente consciente de los escritos de Merton sobre temas sociales. “Todo el mundo sabía de Merton en aquel tiempo”, dice Thompson, “aparecía tan real, tan humano…”. Y también añade el Abad de Getsemaní que Merton escribió abiertamente sobre sus luchas espirituales. “No tenía miedo de mostrar el lado de su sombra, pues la gente también se identifica con eso”.
El P. James Conner, a quien Merton tuvo como novicio y discípulo en clase, comenta
que una de las razones por las que Merton continua siendo relevante es la naturaleza profética de sus escritos, por su variedad teológica y por las incursiones que hizo en los temas sociales y la literatura en general. “De vez en cuando vuelvo a leer sus escritos, y reconozco lo relevantes que son en la actualidad… Si lees lo que dijo sobre temas sociales sobre la justicia racial, la guerra y la no violencia, se ve que es tan actual como cuando escribió en 1960”.
La abierta oposición de Merton a la guerra y a las armas nucleares dio lugar a que el
abad general de los Cistercienses, en los años previos al Vaticano II, llamará la atención al monje americano y lo mandará callar por un tiempo. Esa decisión, comentan Hart y Conner, disgustó a Merton, quien “se molestó y echó humo”; pero hizo honor a su voto de obediencia monástica.
Ambientes más bien conservadores, incluyendo algunos católicos tradicionalistas, han
tachado a Merton de abrazarse con excesivo entusiasmo a las tradiciones religiosas de Oriente al final de su vida. De hecho el libro más significativo de este viaje hacia Oriente, y hacia su propio interior cristiano y universal, fue el último libro que Merton escribió y no vio publicado: Diario de Asía (Ed. Trotta, 2001). Pero tanto Pearson como Hart afirman sin ambages que un minucioso estudio de los escritos de Merton demuestran que él nunca perdió su fe en la religión católica romana a la que se volvió de joven, apartándose cada vez más de su vida en Inglaterra y, como estudiante de Columbia University, en la ciudad de Nueva York.
A pesar de sus dudas y su gran sentido crítico, reflejado en sus propios escritos, y de sus aseveraciones sobre la Iglesia y la misma vida monástica de su tiempo, siempre se mantuvo agradecido por su voto de soledad y obediencia. Algunos de sus críticos sostienen con firmeza que Merton estuvo a punto de dejar la iglesia en 1968; pero esto no es cierto, ni estaba en la mente del monje contemplativo. Su inquietud por la apertura a los horizontes que los tiempos y el diálogo cultural e interreligioso imponían a la Iglesia, lo vivió con intensidad y pasión, pero también con un gran equilibrio.
Clasificar a Merton es difícil, ciertamente. Estaba muy identificado con la mejor tradición literaria y espiritual del mundo de las religiones, incluida la católica. Sabía muy bien en qué creía y qué merecía la pena o no un buen libro o un excelente
artículo. Era un monje muy comprometido con su soledad… estaba llamado absolutamente a la vida contemplativa del monasterio, pero estaba capacitado para hablar sobre las tradiciones cristianas y las tradiciones Zen y otras cuestiones similares, y, además, con una gran cualidad, el que la gente pudiera comprenderlo. Era un gran maestro espiritual y un gran comunicador.
Lo que atrajo la atención sobre Merton de la investigadora Erlinda Paguio siendo estudiante en Filipinas y posteriormente de la Universidad de Louisville, fue la teoría de ese monje innovador sobre la necesidad de descubrir la verdadera espiritualidad en vez de la falsa apariencia externa. Paguio, que trabaja en la oficina de desarrollo de esa universidad y antigua profesora de la misma, ha sido presidenta (2003-2005) de la INTERNATIONAL THOMAS MERTON SOCIETY, y ha pronunciado conferencias en muchos países. Esta sociedad (ITMS) publica el Thomas Merton Seasonal, un revista de erudición sobre los escritos de Merton, y cada dos años celebra conferencias internacionales de estudiosos mertonianos. En esta ocasión ha correspondido a Ávila y el CIEM la organización de un congreso Internacional, aunque en España ya se había producido dos “encuentros nacionales mertonianos”, uno en el 2000 (Abadía cisterciense de Viaceli, Cantabria) y otro en 2002 (Abadía de Cardeña, Burgos). “Hay una gran hambre en el mundo de espiritualidad”, afirma la profesora Paguio, “todos sentimos una necesidad de lo espiritual en nuestras propias vidas. Merton tiene una forma especial de dirigirse a nosotros para que a nuestra vez nos dirijamos hacia esa necesidad”.
El Abad Thompson dijo que la orientación de Merton por salvar su propia alma le vinculó a las ideas y asuntos de su tiempo: -“No puedes conocer a Dios si no conoces su mundo”, afirma Merton. “Irak, terrorismo -todo lo que afecta a la gente nos afecta a nosotros mismos aquí también. No estamos menos inseguros aquí en la abadía, debido al terrorismo después del 9 de septiembre, que el resto del mundo... Tratamos de suscitar el reino de Dios, y por ello nos preocupa aquello que es preocupación de Dios”.
Hart comentó una vez que Merton compartía una gran cualidad con el Presidente John
F. Kennedy: -“Pienso que ambos tenían un carisma especial… En el caso de Merton, no puedes llegar a la gente simplemente porque eres un místico o un buen escritor de teología. Tienes que estar apasionadamente interesado por los demás. Creo que ambos tenían eso”.
La celebración en Ávila de un Congreso Internacional no sólo obedece a la importancia
del autor en el ambiente de las tradiciones místicas sino también al deseo del CIEM, fundación del Ayuntamiento de Ávila, de seguir enriqueciendo el patrimonio místico y cultural de la propia ciudad, ofreciendo a los abulenses la posibilidad de un encuentro directo con las grandes personalidades y obras de la mística universal.
La Sociedad Thomas Merton tampoco ha escatimado esfuerzos por llevar a cabo un encuentro que una las “dos orillas” que hace tiempo deseaban encontrarse. También asisten representantes de otras sociedades internacionales y un buen número de monjes y monjas cistercienses. La comunidad benedictina de Silos se hace presente con el testimonio de una oración de vísperas. En la Catedral de Ávila la Eucaristía presidida por el Obispo diocesano y el Abad cisterciense de Sta. Mª de Poblet, celebra la Buena Nueva de Jesús y a sembradores de su Palabra en la actualidad, como Thomas Merton.
Traducciones de Merton al español
- «La experiencia interna. Notas sobre la contemplación», en Cistercium 212 (1998), pp. 783-981.
- Acción y contemplación, Kairós, Barcelona 1982.
- Amar y vivir. El testamento espiritual de Thomas Merton, Oniro, Barcelona 1997.
- Ascenso a la verdad, Sudamericana, Buenos Aires 1954, 19582.
- Conjeturas de un espectador culpable, Pomaire, Barcelona 1967.
- Correspondencia entre Ernesto Cardenal y Thomas Merton (1959-1968), edición y traducción
- de Santiago Daydí-Tolson, Trotta, Madrid 2003.
- Cuestiones discutidas, Edhasa, Barcelona / Buenos Aires 1962.
- Diálogos con el Silencio: oraciones y dibujos, Sal Terrae, Santander 2005.
- Diario de Asia, Trotta, Madrid 2001.
- Diario de un ermitaño. Un voto de conversación: Diarios 1964-1965, Lumen, Buenos Aires, 1998.
- Diarios: La vida íntima de un gran maestro espiritual: Vol. I: Diarios (1939-1960), Vol. II:
- Diarios (1960-1968), ed. de Patrick Hart y Jonathan Montaldo, Oniro, Barcelona 2000 y 2001.
- Dirección espiritual y meditación, Desclée De Brouwer, Bilbao 2005.
- Dirección y contemplación, Atenas, Madrid 1986.
- Dos semanas en Alaska: Diarios, cartas, conferencias, Oniro, Barcelona 1999.
- El camino monástico, Verbo Divino, Estella, Navarra 1986.
- El exilio y la gloria, Nuevo Extremo, Buenos Aires 1960.
- El hombre nuevo, Lumen, Buenos Aires 1998.
- El pan vivo, Rialp, Madrid 1957, 19632.
- El signo de Jonás, Cumbre, México 1954; Éxito, Barcelona 1955.
- El zen y los pájaros del deseo, Kairós, Barcelona 19945.
- Gandhi y la no violencia, Oniro, Barcelona 2000.
- Hermana América (edición homenaje: 1915-1968), Mutantia, Buenos Aires 1998.
- Incursiones en lo Indecible, Sal Terrae, Santander 2004.
- Ishi, Pomaire, Barcelona 1979.
- La montaña de los siete círculos, Porrúa, México 1999; o: Sudamericana, Buenos Aires 19986.
- Ambas contienen la traducción de Aquilino Tur.
- La oración en la vida religiosa, Mensajero, Bilbao 1970 = La oración contemplativa, PPC,
- Madrid 1996.
- La revolución negra, Estela, Barcelona 1965.
- La senda de la contemplación, Rialp, Madrid 1955, 19582.
- La vida silenciosa, Sudamericana, Buenos Aires 1958.
- Las aguas de Siloé, Sudamericana, Buenos Aires 1952.
- Leer la Biblia, Oniro, Barcelona 1999.
- Los hombres no son islas, Sudamericana, Buenos Aires 1956, 2000.
- Los manantiales de la contemplación, Sudamericana, Buenos Aires 1993.
- Meditación y contemplación, PPC, Madrid 1997.
- Místicos y maestros zen. Ensayos sobre misticismo oriental y occidental, Lumen, Buenos Aires 2000.
- Niña bomba original, LAM, Caracas 1965.
- Nuevas semillas de contemplación, Sal Terrae, Santander 20062.
- Orar los Salmos, Desclée De Brouwer, Bilbao 2005.
- Pan en el desierto, Sudamericana, Buenos Aires, 1955.
- Paz personal, paz social, Selección y presentación de textos de Miguel Grinberg, Errepar, Buenos Aires 1999.
- Pensamientos de la soledad – La paz monástica, Lumen, Buenos Aires 2000.
- Por el camino de Chuang Tzu, Visor, Debate, Madrid 1978.
- Paz en un tiempo de Oscuridad, Desclée D Brouwer, Bilbao 2006.
- Preguntas a la Biblia, Narcea, Madrid 1974 = Leer la Biblia, Oniro, Barcelona 1999.
- Querido lector... (Reflexiones sobre mi obra) (Prefacios a las traducciones en Oriente y Occidente), Centro Internacional de Estudios Místicos, Ávila 1997.
- Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental, Oniro, Barcelona 1997.
- San Bernardo, el último de los padres, Rialp, Madrid 1956.
- Semillas de contemplación, Sudamericana, Buenos Aires 1952.
- Semillas de destrucción, Pomaire, Barcelona 1966.
- Thomas Merton. XX Poemas, Rialp, Madrid 1953 (versión y prólogo de José María Valverde).
- Tiempos de celebración, Pomaire, Barcelona 1966.
- Vida contemplativa en la Trapa, Monasterio Nuestra Señora de los Ángeles, Argentina 1978; reproducido en Cistercium 212 (1998).
- Vida y santidad, Sal Terrae, Santander 2006.
AUTOR: Francisco Rafael de Pascual, monje cisterciense, en el marco del Congreso Internacional en Ávila. 27-29 de octubre de 2006
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