“La Edad Media se ha pintado de negro por dos razones: por etnocentrismo y por simple ignorancia”
Entrevista a Andrés Martínez Lorca sobre Filosofía medieval. De Al-Farabi a Ockham
Andrés Martínez Lorca, catedrático emérito de Filosofía de la UNED y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, que se inició en la investigación con una tesis doctoral sobre Gramsci, acaba de publicar el libro Filosofía Medieval. De Al-Farabi a Ockham (Barcelona, Batiscafo, 2015), integrado en la Biblioteca: descubrir la filosofía. Entre sus últimos escritos destaquemos Introducción a la filosofía medieval (Madrid, Alianza Editorial, 2011), Averroes, el sabio cordobés que iluminó Europa (Córdoba, El Páramo, 2012, 2ª ed.) y Maestros de Occidente. Estudios sobre el pensamiento andalusí (Madrid, Trotta, 2007).
Después de felicitarte por tu nuevo libro, te hago unas preguntas básicas sobre él. Afirmas que la Edad Media no fue una edad tan oscura. ¿Por qué? ¿Y por qué, en cambio, ha sido considerada tradicionalmente así? ¿Hegel no estuvo afortunado en su mirada?
La Edad Media se ha pintado de negro por dos razones: por etnocentrismo y por simple ignorancia. Estos siglos produjeron una brillante civilización en Oriente, sobre todo en el mundo arabo-islámico. La misma Europa, después de una etapa inicial de barbarie, sentó las bases de su futuro desarrollo cultural y urbano: la creación de las universidades es buena prueba de ello. En el terreno del pensamiento la principal dificultad ha consistido en el desconocimiento de las fuentes literarias. Al desprecio de los ilustrados hacia la filosofía medieval y a la desconfianza hacia el Islam de los pensadores cristianos, tanto católicos como protestantes, se han añadido los anteriores prejuicios. Hegel recoge ambas influencias negativas.
Entonces, en tu opinión, ¿hubo o no hubo pensamiento crítico, frente al poder y los poderosos en la filosofía, en el pensamiento medieval?
Me atrevería a decir que más que hoy, cuando la mayoría de los llamados ‘intelectuales’ parecen estar dormidos entre la docilidad al gobierno político y el temor a los poderes económicos. En el mundo latino la persecución fue más de carácter ideológico. El primer escolástico, Juan Escoto Eriúgena, fue condenado por la Iglesia y su gran obra Sobre la división de la naturaleza ordenada a quemar por el Papa. El último gran escolástico, Guillermo de Ockham criticó con dureza la corrupción pontificia: fue encarcelado y tuvo que huir a Munich para protegerse de la persecución papal. En el mundo islámico ocurrió algo similar aunque la persecución fue más claramente política. Por ejemplo, en al-Andalus la crítica al poder político de turno provocó la persecución de Ibn Hazm de Córdoba, el encarcelamiento de Avempace y el destierro de Averroes.
¿Por qué consideras, como es de toda evidencia y nada frecuente salvo error por mi parte, en pie de igualdad a la filosofía islámica y la filosofía escolástica?
Era una vieja deuda que los historiadores de la filosofía teníamos con el pensamiento islámico. No solo en filosofía sino incluso en teología, como señaló Xavier Zubiri, los árabes fueron los maestros de Occidente. Sin ellos desconoceríamos la ciencia griega, ocultada por los bizantinos ante el temor a la difusión del naturalismo. Ya no vale la “hoja de parra” de los manuales que en unas líneas despachaban despectivamente ese rico legado.
¿Se puede hablar, tú lo haces, del formalismo de la escolástica? ¿Por qué? ¿Y es bueno o es malo en tu opinión? Como lo expones, casi suena a formas de decir y hacer de corrientes analíticas.
El pensamiento filosófico no se desarrolla en el cielo sino en un concreto mundo histórico. Los escolásticos fueron clérigos sometidos a la ortodoxia y convencidos de que la ciencia hegemónica era la teología. Para colmo, hasta finales del siglo XII los principales textos filosóficos que manejaban eran algunos diálogos de Platón, varios escritos neoplatónicos y dos tratados lógicos de Aristóteles. Sobre esta base construyeron una ambiciosa especulación filosófico-teológica caracterizada por su formalismo: la práctica, la naturaleza, la vida social y la técnica están ausentes de ella, salvo contadas excepciones. Más que bueno o malo en abstracto, el formalismo escolástico descubre los límites de ese pensamiento y más al fondo las carencias científicas de esa época. En cuanto a la filosofía analítica, sigue a su modo y con rasgos propios una línea de pensamiento ya roturada antes. Como por fortuna no es la única senda filosófica transitable, el peligro de uniformismo es menor.
De esta segunda, de la escolática, que solía ser usada en mis tiempos de estudiantes (y en años posteriores según creo) como adjetivo negativo, descalificador (“eso es vieja escolástica…”), ¿qué destacarías?
El desprecio hacia la escolástica en nuestro país tenía su razón de ser. A los estudiantes de mi generación universitaria se nos daba una bazofia envuelta en papel de estraza bajo el pretencioso nombre de “filosofía aristotélico-tomista”. El término “escolástica” en su uso vulgar denota la ausencia de conceptos bajo una hojarasca verbal, o como decía Ortega “la degradación de un saber en mera terminología”.
Pero ese peligro de estancamiento y repetición existe siempre, y por eso podemos hablar de “escolásticas” en muy diversas corrientes de pensamiento, incluido el marxismo. Lo paradójico del caso es que los escolásticos medievales, a pesar del control ideológico existente, se esforzaron por afinar su método, por convencer en sus debates mediante argumentos demostrativos, por iluminar su creencia basándose más en la razón que en la autoridad. Su contribución a la lógica fue admirable. Como subrayó Paul Vignaux, “si la Edad Media ha acabado en edad crítica ha sido por el perfeccionamiento de la lógica”.
¿Qué papel jugaron los traductores del árabe al latín? ¿Por qué fueron tan importantes? ¿Qué puedes decirnos de la escuela de traductores de Toledo? ¿Fue tan multicultural como se dice?
La cultura europea sería un erial sin su contribución. A través de sus traducciones latinas se conoció la medicina de Galeno, las matemáticas de Euclides, la astronomía de Ptolomeo, la filosofía de Aristóteles. Y junto al legado griego vertieron también el legado científico árabe que fue magnífico, por ejemplo, en astronomía, medicina, álgebra y farmacología. Toledo (ciudad andalusí durante varios siglos con una importante población mozárabe y judía) fue un símbolo de ilustración en la Edad Media tras la conquista cristiana a finales del siglo XI. Junto a ella otras ciudades hispanas aglutinaron a grupos de estudiosos y traductores. Entre estos brillaron con luz propia el italiano Gerardo de Cremona, el canónigo de Segovia Domingo Gundisalvo y el escocés Miguel Escoto. Junto a ellos, en la sombra, garantizaron la calidad de su trabajo filológico los eruditos judíos y mozárabes allí instalados.
¿Maimónides es un pensador judío o árabe? ¿Qué destacarías de sus aportaciones?
Fue el principal pensador judío medieval, nacido y educado en la Córdoba andalusí. Escribió toda su obra filosófico-científica en árabe, que era entonces lengua científica por excelencia. Desde una perspectiva innovadora, intentó sintetizar el judaísmo con el racionalismo de Aristóteles. De su admiración por el filósofo griego y de su estima intelectual a su paisano Averroes procede el interés de los judíos medievales y renacentistas hacia ambas figuras, así como su meritoria labor traductora gracias a la cual se difundieron en el mundo latino los comentarios averroístas.
Comentas críticamente un defecto generalizado en las historias de la filosofía islámica: la ausencia del marco histórico en el que nacieron sus protagonistas. ¿Y por qué ha sido así? ¿Qué explicación tiene?
Reaparece aquí el etnocentrismo al que antes aludía. No se ha estudiado la filosofía islámica en sí misma sino el reflejo en ella de la filosofía griega. En esta labor de encubrimiento lo primero que había que hacer era suprimir el mundo histórico. Quien más denunció esta hermenéutica ciega del orientalismo filosófico ha sido el gran intelectual árabe Mohamed Ábed Yabri, hombre de izquierdas que luchó contra el colonialismo y a favor del socialismo en Marruecos. Él distinguía entre ‘campo cognitivo’ (conceptos, método y supuestos previos) y ‘contenido ideológico’ (función socio-política que se asigna al material cognitivo). Así encontramos que sobre un mundo conceptual similar al griego los filósofos islámicos elaboraron un pensamiento original fruto de aquella evolucionada sociedad multiétnica que se extendía desde la Irán hasta la península ibérica.
¿Qué aportaciones político-sociales destacarías dentro del pensamiento islámico de aquellos años?
Ante todo, su teorización de la vida social mediante categorías filosóficas. Ya desde sus comienzos con al-Farabi vemos una tipología de los regímenes políticos y un análisis del poder en que se prescinde de consideraciones teológicas. Su intento de separar religión y política culmina con Averroes, quien por un lado criticaba severamente a los teólogos por la inconsistencia de sus argumentaciones, al tiempo que propugnaba la autonomía de la filosofía, y por otro consideraba que la sociedad mejoraría más con la educación que con la represión. La experiencia personal de estos filósofos-médicos ligada a los avatares de la política de su tiempo, en muchas ocasiones como consejeros en la corte, tuvo a veces sus amargas consecuencias pero también aportó una necesaria base práctico-política a sus teorías.
Tomás de Aquino, ¿es la madurez de la escolástica? ¿Un pensador medieval también maltratado? ¿Tiene algún interés actual su pensamiento poliético, como diría nuestro amigo Francisco Fernández Buey?
Con Alberto Magno y Tomás de Aquino la escolástica llega a su cumbre en el siglo XIII reconciliada con la ortodoxia. Sin embargo, el siglo XIV significa también una época de esplendor con figuras como Guillermo de Ockham aunque su espíritu crítico le alejó del reconocimiento del mundo académico controlado por la Iglesia.
Tomás de Aquino en su imponente obra teológico-filosófica logra la asimilación de Aristóteles por el cristianismo aunque no sin problemas y debilidades. Fue un pensador innovador y hasta después de muerto fueron condenadas algunas de sus tesis. Por otra parte, en su intento de síntesis tuvo que suprimir elementos fundamentales del naturalismo griego (ausencia de la idea de creación y providencia, eternidad del universo, etc.) lo que significó una deformación evidente. Su fama ha estado unida al esplendor y decadencia de la escolástica. Superada ya la lectura apologética de sus escritos, su figura intelectual mantiene un atractivo no exento de crítica. Por desgracia, el neoescolasticismo no le ha prestado la atención que merece a su pensamiento ético-político, muy novedoso en su tiempo. Hay que tener en cuenta este hecho relevante y poco conocido: fue el introductor en el Occidente latino de la ética y de la política de Aristóteles, es decir, de una visión laica de la moral y de la vida social: en el primer caso, gracias al comentario anterior de Averroes y en el segundo, sin ayuda ninguna sino de la valiosa traducción greco-latina del también dominico Guillermo de Moerbeke. Sobre este último aspecto, interesantísimo en mi opinión, llevo trabajando desde hace años.
De las aportaciones gnoseológicas y lógicas de Ockham, ¿cuáles destacarías? ¿La navaja ha sido importante en la historia de la ciencia?
Ockham se distancia de la lógica aristotélica prestando atención preferente a las propiedades lógico-semánticas de los términos. Su posición en el tema de los universales es original: el universal es un concepto y los conceptos están vacíos de realidad; lo individual, por su parte, es una cosa existente. La primacía del conocimiento intuitivo sobre el abstractivo le lleva a subrayar el empirismo frente al apriorismo y el esencialismo de la tradición metafísica.
La llamada ‘navaja de Ockham’, o sea, el principio de economía del pensamiento según el cual “no hay que multiplicar los entes sin necesidad” o “no hay que postular entidades innecesarias”, no fue un invento suyo. Lo que él hizo fue aplicar como ningún otro ese principio en todos los campos: físico, lógico, teológico y metafísico. Sus consecuencias fueron destructivas de la metafísica tradicional, como era de esperar. Para la ciencia moderna ha sido un instrumento útil y necesario en su desarrollo.
¿Te interesa la filosofía que se practica actualmente en los países árabes? ¿Algún autor que quieras señalar?
Sí, por supuesto aunque no la sigo tan de cerca como se merece. Lamentablemente, lo que se traduce de ella es muy escaso, razón por la cual apenas llega a un público culto aunque no especialista. Entre los pensadores islámicos actuales, árabes y no árabes, destacaría al marroquí Mohamed Ábed Yabri, a los egipcios Atif al-Iraqí, Hasan Hanafi, y Nasr Abu Zayd, al argelino Mohammed Arkoun, al sudafricano Farid Esak y al senegalés Souleymane Bachir Diagne. Su rasgo común es el racionalismo filosófico y el deseo de renovación del pensamiento arabo-islámico. Su eco en los medios occidentales es casi nulo, más interesados como están en elogiar a los sátrapas dueños del petróleo y a sus protegidos mercenarios.
¿Quieres añadir algo más?
Si se quiere aprender algo nuevo, hay que dejar a un lado los viejos prejuicios. La primera tarea en esta dirección consiste en leer los propios textos filosóficos; la segunda, pensar por sí mismo. Ni etnocentrismo, ni la insolente actitud de despreciar lo que se ignora.
Excelentes consejos. Gracias.
Al Farabi, a él se debe el comentario de La República
de Platón y un Sumario de las Leyes de Platón.
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