viernes, 8 de enero de 2016

UN TEXTO SOBRE EL PAPA JUAN XXIII, "EL PAPA BUENO" - POR ENRIQUE OLIVA

Escrito y difundido hace casi 60 años

“DUO TESTES HABET ET BENE PENDENTES” 

Por Enrique Oliva
                                                                      
La frase del título, que en latín quiere decir “dos testículos tiene y bien puestos” no es una expresión estética ni de intención grosera. Se trata de la fórmula con que desde los balcones del Vaticano un cardenal anuncia al pueblo la designación de un nuevo Papa, luego de la tradicional fumata.

Esas palabras definen la viril función de lucha y valentía que cabe a los pastores, quienes son defensores, cuidadores de rebaños. Vale pues la pena recordar en la Argentina este concepto, pues vemos que aquí nuestros pastores hacen amistad con los lobos y nos abandonan a sus voracidades. Al decir esto, no cometemos ninguna irreverencia. Y tampoco somos obsecuentes cuando aplaudimos las actitudes de Juan XXIII, siempre celoso partidario de las masas populares.

El Santo Padre nunca tiene inconvenientes en recordar con orgullo su vieja amistad con Evita, a quien trató en París, cuando era Nuncio del Vaticano. Sin embargo, nuestros monseñores actúan como Pilatos. Juan XXIII, a cuanto argentino lo visitó (desde Aramburu a Frondizi para abajo), les preguntó por los resto de Evita exhortando a la inmediata devolución a sus familiares para recibir cristiana sepultura. 

Pero aquí la jerarquía eclesiástica no se da por enterada y hasta parece cómplice de tamaña herejía.

El Sumo Pontífice habla a menudo de reforma agraria, de la explotación de los países subdesarrollados, de la prensa amordazada y mentirosa, de los derechos de los trabajadores, de salarios justos, de participación en las ganancias, de tolerancia religiosa, de cooperativismo y de mil cuestiones candentes sobre problemas reales y concretos, con sus pies de campesino sobre la tierra firme, aquí y ahora (hic et nunc). 

El conoce muy bien los peligros de su línea. Es el Papa más popular de todos los tiempos, pero sus sabios conceptos hacia Cuba (la Cuba real de Fidel Castro) y sus coincidencias con el Kremlin, especialmente en la lucha por la paz, le crean un enemigo feroz: el imperialismo, que lo trata mal o ignora sin piedad. Nada de eso lo desanima, ni aun las conspiraciones intestinas en el propio Santo Oficio, pues… bene pendentes.

La positiva franqueza de Juan XXIII nos autoriza a los cristianos a hablar con la misma valentía para decir cosas siempre pensadas y nunca expuestas públicamente. Resulta pues necesario que nuestro clero local sepa de una buena vez que sus pastorales son ladrillos indigeribles de vaguedades imposibles de descifrar.

Alguien escribió que “con el tiempo los dioses se hacen más inteligentes” y ello cabe también a los creyentes. Esa verdad justifica la desaparición de deidades absurdas. Y si a esta altura de la historia la jerarquía católica no trata a su grey con la elevación y respeto que merece la cultura y los avances de la época, continuará desmereciendo la seriedad de sus miembros.

Las mayorías humildes y explotadas del país desearían ver a sus pastores al frente de las luchas contra sus enemigos. Al menos, se conformaría con una tibia comprensión de sus dolorosos problemas. Más por el contrario, se los observa siempre al lado de los lobos, chacales y gorilas. Eso no quita que existan numerosos curitas gauchos con las cuales el pueblo se siente identificado y comprendido, pero estos no llegan a obispos.

Juan XXIII ha recibido tanto al patriarca ruso y Jacqueline Kennedy como a los Globe Troters y a un circo ambulante. Pero en la Argentina ningún humilde obtiene audiencia con los cardenales.

Los familiares de los presos Conintes (trabajadores que llevan años de inicuo confinamiento) cuando han pedido intervenir a sus pastores, sólo  aconsejaron  rezar y esperar justicia… en el otro mundo. En cambio, cuando son detenidos golpistas, entonces Su Eminencia no reza; corre a la Presidencia y gestiona libertades.

El anciano Papa, en sus pocos años de reinado espiritual, según Time del 4 de enero, se ha hecho lugar entre sus múltiples ocupaciones para efectuar 139 salidas del Vaticano para visitar orfanatos, hospitales, cárceles, escuelas, etc. actividad para la cual nuestro Cardenal y Obispo no tiene tiempo. (Aclaremos: esto se escribe con dolor desde la celda de confinamiento de un cristiano, a 1300 kms. de su hogar, hogar del que estuvo ausente cuando bautizaron a su hija menor y cuando celebraron la primera comunión otros dos hijos).

Hay mucho que se observa y calla. Los párrocos advierten que declina la asistencia de fieles a los templos y que un fermento de recelo crece contra el clero, mejor dicho contra la jerarquía, la que bendijo las bombas homicidas de junio de 1955 y calló ante los fusilamientos de 1956, la que condenó a los “terroristas” peronistas por una pastoral, pero halagando a los terroristas castrenses que producen más muertes y daño sin justificación alguna y sin castigo.


Los más sagaces, los estudiosos que saben historia, comprenden que el mundo vive un momento de grandes transformaciones. A raíz de ello Juan XXIII desea “poner a la iglesia a tono con el siglo XX”, mientras aquí se nos pretende hacer retroceder aun más. Pero nada atajará el proceso y cuando pierdan el tren quedarán sin vigencia.

La jerarquía de la Iglesia está mintiendo con su accionar diario de la neutralidad, según sus palabras, “no ha entendido en un sentido puramente pasivo, como si el deber del Papa se limitase a observar los acontecimientos y a mantenerse en silencio…”.

Para actuar como pastor se requiere grandeza, valor y plena conciencia de esa misión de milicia y lucha. A quienes crean que no es así, le refrescaremos algo la memoria, con las palabras sagradas. 

Israel quiere decir “Dios pelea”. En el Exodo (XV) Moisés llama a Jehová “Fortaleza del Pueblo”, “Varón de Guerra” y “Vencedor de la Caballería Egipcia”. Asimismo, Jehová es “Jefe de los Ejércitos de Israel” y su tarea era combatir la opresión y la injusticia. Macabeo significa “martillo”, “martillo para machacar a los enemigos”. Y Judas Macabeo ben Matatias castigaba implacablemente a todos los pueblos paganos que vejaban a los judíos, llevando esta inscripción en su estandarte: “La mejor forma de bendecir a Dios es combatiendo al tirano”. Y dice: “Aparejados estamos a morir antes que violar las leyes patrias que Dios nos ha dado”.

Hasta las mujeres se han desempeñado con las armas en la mano. Baste recordar a Santa Catalina, Patrona de Roma, que en defensa del Papa se convirtió en lo que hoy llamaríamos guerrillera, o Santa Teresa de Ávila luchando por las murallas de su ciudad. Y también podríamos mencionar a Santa Juana de Arco.

Más no es sólo en la Biblia donde a diario hallamos ejemplos edificantes. En el mundo de hoy también los encontramos pero fuera de nuestras fronteras. Del caso del Papa, ni qué decir. Además, vimos la heroica actitud del Obispo de Goa (enclave colonial en la India), al enfrentarse a los ocupantes portugueses.

En varios países de América el clero apoya la reforma agraria. En Chile, hace un año que la Iglesia comenzó a ejecutar un plan para vender todas sus tierras propias, sin excepción, a quienes la trabajan diariamente, pagaderas en 30 años. 

Y en el vecino Brasil el anciano Cardenal Arzobispo de Río de Janeiro, Jaime de Barros Cámara, goza de inmensa popularidad porque él personalmente reclama la liberación de los humildes. Este prelado bien americano llama a las cosas por su nombre y acaba de declarar que “la Alianza para el Progreso está muerta”. 

Y agregó: “Nuestros ricos en Latinoamérica piden muchas reformas pero llaman comunistas a aquellos que deciden llevarlas a cabo. Ellos continúan poseyendo el 80% de la tierra; y en todos los casos, defienden a las dictaduras impuestas, controlan parlamentos y sus grados de idealismo y fe en el futuro está medido por sus depósitos en Estados Unidos y bancos europeos”.

Expresándose en estos términos se procede ad mejorem gloria dei (para mayor gloria de Dios). ¡Cómo nos gustaría que nuestros Cardenales hablaran así! ¡Con qué orgullo diríamos aquí los católicos argentinos como en San Pedro: “¡Duos testes habet et bene pendentes!”.

Enrique Oliva, desde la cárcel de Resistencia (Chaco), mayo de 1961.


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