ANGELEOLOGÍA
LA LUCHA CONTRA EL DIABLO Y SUS DEMONIOS
A. Nuestro Señor Jesucristo
1. Nuestro Señor Jesús “fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” (Mateo 4:1). No se dice que fue llevado para atacar al diablo, sino que Él, por medio de la palabra de Dios, resistió a Satanás.
2. Durante su ministerio, Cristo, por medio de Su palabra, echó fuera a los demonios que se opusieron a Él o que le fueron presentados (Mateo 8:16).
3. Hasta en Su segunda venida nuestro Señor Jesús no tomará la iniciativa en atacar a Satanás y a sus huestes (Apocalipsis 19:11-21).
4. El ataque diabólico contra Jesús no fue constante. Después de la tentación en el desierto, Satanás “se apartó de Él por un tiempo” (Lucas 4:14). No leemos de otros intentos diabólicos contra Cristo hasta que Pedro se hizo portavoz de Satanás en su esfuerzo de desviar al Señor de la cruz (Mateo 16:22,23).
5. Después el diablo no reapareció hasta unos días antes de la crucifixión, cuando entró en Judas Iscariote (Lucas 22:3), procuró la caída de Pedro (Lucas 23:31) y, por fin, después de la última cena, se acercó a Cristo mismo (Juan 14:30).
6. Se podría objetar, en parte, que este argumento se basa en el silencio, pero entonces contestamos que no hay un solo texto en la Biblia que dé la impresión de que los ataques diabólicos son seguidos.
7. A veces parece que aquellos que tanto hablan de ataques diabólicos no saben lo que realmente son, porque un ataque diabólico es algo pavoroso.
B. Los discípulos
1. El Señor dio autoridad a sus doce discípulos para echar fuera demonios (Mateo 10:1). No leemos, ni antes o después de la muerte del Señor, que ellos buscaron a los demonios a fin de atacarlos, sino que respondieron cuando un endemoniado se les presentó.
2. El famoso pasaje en Efesios 6:10-18 dice la misma cosa. Con la excepción de la espada del Espíritu y, posiblemente, la oración, todo el armamento mencionado es defensivo. El propósito de la lucha es “resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes” (versículo.13). Vemos, entonces, que nos toca resistir al diablo y no atacarlo.
3. Ninguno de los casos de exorcismo que se mencionan en el Nuevo Testamento tuvo lugar en la iglesia. El echar fuera a los demonios era parte de la obra evangelística.
4. Esto también concuerda con las enseñanzas de las epístolas. En Colosenses 1:13 Pablo escribe, refiriéndose a Dios: “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de su amado Hijo”.
5. La salvación en Cristo se define, entre otras cosas, como la liberación del poder de Satanás (Hechos 26:18). En 1 Juan 5:18 el apóstol amado escribe: “Sabemos que todo aquél que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda y el maligno no le toca”.
6. Sugerir, como se hace a menudo hoy en día, que un cristiano está expuesto continuamente a los ataques del diablo y, aún peor, que un cristiano puede ser poseído por un demonio, quita, parece, valor a las promesas del Nuevo Testamento. Satanás fue derrotado en la cruz de Cristo (Colosenses 2:15).
7. El diablo acusó a Job en la presencia de Dios, pero al morir por nuestros pecados, el Señor Jesús le quitó al diablo su arma con que nos acusaba en la presencia de Dios (Juan 12:31) y no puede influir más en el puesto de mando de este universo. Su campo de acción ya está limitado a la tierra (Apocalipsis 12:12).
C. Modo de atacar a los creyentes
1. A través de persecución por parte de las autoridades. No hay que asumir que toda persecución es directamente inspirada por Satanás, y sobre todo no hay que decir tal cosa de las autoridades involucradas, pero en términos generales se puede decir que la persecución a la iglesia proviene de Satanás (Apocalipsis 12:17).
2. Por medio de acusaciones hechas por otras personas. El diablo es experto en levantar sospechas. Los creyentes no deben participar en el trabajo de acusación en especial cuando se trata de acusar a otros cristianos.
3. Por medio de amenazas. En este caso el diablo se presenta como león rugiente (1 Pedro 5:8), pero como es padre de mentira, en muchos casos no tiene autoridad necesaria para ejecutar sus amenazas.
4. Por medio de tentaciones, dudas, insinuaciones y mentiras que él lanza como dardos de fuego contra los creyentes. En estos casos el diablo se nos presenta como un ángel de luz con el objeto de confundirnos.
D. Defensas contra sus ataques
1. La verdad. Puesto que una de las armas principales de Satanás es la mentira, el creyente tiene que ajustarse estrictamente a la verdad en lo que dice acerca de otras personas, lo que piensa de sí mismo y lo que enseña sobre Dios y el evangelio. También parte importante de la verdad es confesar todo pecado que uno haya cometido.
2. La rectitud. Ya que Satanás incita a compromisos incorrectos, el cristiano puede frustrar muchos de sus intentos simplemente con una administración transparente de sus negocios y un trato justo a los demás. También las iglesias pueden evitar muchas maquinaciones diabólicas mediante un manejo honrado y abierto de sus finanzas.
3. La disposición de compartir el evangelio cada vez que se presente una oportunidad. Una de las armas de Satanás es el temor al qué dirán. Si no nos avergonzamos por el evangelio esto automáticamente frustrará muchos de los esfuerzos diabólicos contra nosotros.
4. La fe. Adán y Eva cayeron porque desconfiaron de Dios y aceptaron la insinuación de Satanás de que Dios, al prohibirles comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, les estaba reservando un bien importante (Génesis 3:5). La confianza en la bondad de Dios y en su sabio manejo de los eventos nos protegerá contra muchas de las artimañas del enemigo.
5. La salvación y la presencia de Cristo en nosotros. A una señorita se le preguntó el secreto de su buen humor. Ella contestó que no siempre había sido así; antes, cada vez que sentía una tentación, salía a pelear con el diablo y siempre perdía, hasta que aprendió a decir: “Señor Jesús, allí está otra vez el diablo tocando a mi puerta con una tentación. Por favor, ábrele y pregúntale lo que necesita”. No era una respuesta
muy ortodoxa que digamos, pero el problema desaparecía en el acto.
6. La espada del Espíritu. Cristo dio un ejemplo tremendo del uso de la palabra de Dios contra Satanás durante su tentación en el desierto. Un hombre sufría mucho en un ataque satánico por no fijarse en la promesa de que una oveja del Señor reconocerá su voz (Juan 10:4). El no reconocer una voz que se escucha es en sí una señal de alarma.
7. La oración. En todo momento Satanás está bajo el control de Dios y por esto Cristo nos enseñó a orar: “líbranos del mal” o, como bien se puede traducir: “líbranos del maligno”. El Señor advirtió a sus discípulos: “velad y orad para que no entréis en tentación” (Mateo 26:41). Igualmente el arcángel Miguel, al contender con el diablo “no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él sino dijo: “El Señor te reprenda” que también es una oración (Judas 9).
E. Cuatro preguntas acerca de la guerra espiritual
1. Cristo dio autoridad a su doce discípulos sobre los espíritus inmundos. ¿Significa esto que sigue dando tal autoridad a todos los creyentes hoy?.
2. En su comisión a los setenta Cristo no mencionó la autoridad sobre los demonios (Lucas 10:1-11). Sin embargo, cuando los setenta regresaron dijeron “Señor, aún los demonios se nos sujetan en tu nombre” (Lucas 10 :17). Esto se puede interpretar de dos maneras:
a. Se dio igual autoridad a los setenta, y la frase acerca de la autoridad sobre los demonios no se repitió porque era una cosa sobreentendida. Aún así debemos recordar que los setenta representaban un grupo especial que no tiene su equivalente hoy.
b. Cristo no dio igual autoridad a los setenta, pero en el curso de su misión, ellos encontraron que tenían poder para echar fuera a los demonios que se presentaron.
3. De cualquier forma dudo de que antes de su segunda venida nuestro Señor haya dado una autoridad generaliza a todos los creyentes sobre las fuerzas del mal.
4. Interpretamos las palabras “en breve” en Romanos 16:20 como una referencia al retorno de nuestro Señor (comparar Apocalipsis 22:5,7 donde se usa la misma expresión o una palabra muy similar). Es común ahora afirmar que se está atando a Satanás o a sus demonios.
5. Cristo ató a Satanás y a sus demonios (Mateo 12:28-29) y al final un ángel comisionado lo hará también (Apocalipsis 20:1-29), pero no hay en el NT texto seguro que indique que los creyentes, en general, lo puedan hacer ahora. Mientras tanto el apóstol Judas advierte contra el peligro de faltar el respeto a las potestades superiores, aunque sean malignas (Judas 8).
6. Sacamos la conclusión de que el creyente tiene la autoridad de echar fuera un demonio en el nombre del Señor si se ve confrontado con una persona endemoniada; o decir a Satanás que se vaya si se presenta, pero que no tiene autoridad para dar órdenes generales a Satanás y a sus huestes en el sentido de atarlos o prohibirles el paso a cierto lugar.
7. ¿Cómo se distingue un caso de posesión demoníaca o endemoniamiento?. Creo que esta pregunta es muy importante porque se hace mucho daño a una persona insinuándole que es un demonio cuando no es así.
a. La persona afectada bien puede desmoralizarse por completo y, cuando no pasa nada después de un intento de exorcismo, empieza a dudar de que Dios le pueda ayudar.
b. Por eso creo que Pablo esperó muchos días en el caso de la muchacha con espíritu de adivinación (Hechos 16:16-18), porque quería estar seguro de que ella realmente tenía un demonio antes de entrar en acción.
c. Durante el ministerio del Señor Jesús los demonios se distinguieron por su oposición a Cristo en combinación con su conocimiento sobrenatural.
d. Recientemente leí el testimonio de uno que es ahora director de un instituto bíblico een Tailandia . Su padre eran budista destacado que se había metido en la brujería. El hijo, de alguna manera, recibió un NT y se puso a leerlo, hasta que se convirtió, aunque no dijo nada a nadie de lo que le había pasado. Unos días después su padre le dijo que su tía, a quien quería mucho, estaba enferma. “La voy a visitar”,
dijo el padre. “¿Quieres acompañarme?”. “¡Por supuesto!” le contestó el hijo. Cuando estaban llegando a la casa escucharon gritos fuertes que mencionaban el nombre del hijo y decían “que no venga a mi casa”. El padre se extrañó y entrando a la casa preguntó: “Hermana, ¿qué te pasa? ¡Es tu sobrino favorito!”, pero la mujer sólo gritó con más fuerza “que se vaya de mi casa porque tiene a Cristo en su corazón”. Al verse descubierto, el hijo entró en la casa y dijo: “espíritu, no sé quién eres, pero en el nombre del Señor Jesucristo sal de ella”. Después de unas convulsiones el espíritu inmundo salió y ella se recuperó.
8. ¿Cómo se distingue entre la disciplina de Dios, un ataque satánico o un percance de la vida?. Otra vez la pregunta es de mucha importancia. Porque a la disciplina de Dios hay que recibirla incondicionalmente; hay que resistir un ataque satánico y un percance hay que aguantarlo con paciencia.
a. En primer lugar es necesario pedir al Señor que nos ilumine en cada caso y nos oriente a reaccionar.
b. En segundo lugar es preciso recordar que no nos va a proteger contra todos los percances de la vida. De otra manera muchos se convirtirían a Él sólo por los beneficios.
c. En tercer lugar debemos confiar, mientras que la disciplina del Señor es para nuestro bien. Por Hechos 12:1 podemos ver que el ataque diabólico es sólo destructivo. El problema es que al principio la disciplina del Señor y el ataque diabólico se parecen mucho. Con el tiempo se aprecia la diferencia.
9. Algunos piensan que el Señor sólo permite un ataque diabólico en los casos que su disciplina no haya tenido efecto o que la lección que Él quiere dar sólo se puede aprender a través de una intervención de Satanás.
10. Es evidente de que muchas pruebas que atribuimos al diablo son en realidad una disciplina del Señor por resultado de nuestro descuido.
11. ¿Se dirige la guerra espiritual siempre contra autoridades satánicas?. Muchas veces se interpreta el texto de Efesios 6:12 en el sentido de que todos los principados, potestades y gobernadores mencionados ahí pertenecen a “huestes espirituales de maldad” de la última parte del versículo.
12. Pero en Efesios 1:21 Pablo se refiere a “todo principado y autoridad” (las misma palabras en el griego) “no sólo en este siglo, sino también en el venidero”. Es más natural entonces interpretar Efesios 6:12 en el sentido de que la lucha espiritual se dirige contra poderes terrenales y celestiales.
13. Esta interpretación concuerda con el cuadro que nos da el libro de Apocalipsis. En 17:8, por ejemplo, se habla de la bestia en términos que hacen pensar en un ser espiritual celestial, pero en el versículo que sigue vemos una referencia clara a la ciudad de Roma, pues se dice que las siete cabezas de la bestia son siete montes.
14. Muchas veces las autoridades terrenales no tienen idea de que son manipuladas por Satanás y tal sugerencia las ofendería mucho. Por eso la lucha del creyente contra las autoridades terrenales debe librarse con todo el respeto debido (1 Pedro 2:17) y aún en la lucha contra las huestes malignas en el aire se debe guardar humildad y cortesía (Colosenses 2:18; Judas 10).
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