jueves, 14 de enero de 2016

ANGELEOLOGÍA - VIII PARTE - SATANÁS, INSTRUMENTO DE DIOS

ANGELEOLOGÍA
SATANÁS COMO INSTRUMENTO DE DIOS


¿Pueden los demonios habitar o morar (en el sentido de ocupar el espacio) en un creyente?. Muchos de los partidarios del movimiento de la guerra espiritual de hoy día piensan que sí. Un profesor de esta corriente escribió: “Un genuino cristiano puede ser poseído por lo menos en cierto grado, aun hasta el punto donde los demonios pueden hablar con voces extrañas y en lenguas extranjeras”.
Así afirman que un creyente puede ser propiedad de Dios y al mismo tiempo estar habitado por los demonios. Sin embargo, inevitablemente, aquellos que enseñan que los demonios pueden habitar en los creyentes están forzados a hallar respaldo para su punto de vista en experiencia subjetivas antes que en la enseñanza de la Palabra de Dios.

A. El criterio de la verdad

1. Resulta inaceptable apoyarse en los datos clínicos y en las conversaciones con los demonios, en lugar de hacerlo sobre la enseñanza escritural. Jonathan Edwards, que fue uno de los teólogos más grandes de América, escribió muy acertadamente: “El
entendimiento espiritual ve lo que realmente dice la Escritura, no creando un nuevo significado para ello. ¡Esto equivaldría a hacer otra Escritura! Sería añadir cosas a la Palabra de Dios, una práctica que Dios condena” (Proverbios 30:6).

2. “Gran parte de la falsa religión en el mundo está hecha de…experiencias y de la falsa noción que ellas despiertan. Las religiones no cristianas están llenas de ellas. Lamentablemente así ha ocurrido en la historia de la iglesia. Estas experiencias cautivan a la gente, de manera que Satanás se transforma en un ángel de luz, engaña a multitudes y corrompe la verdadera religión. Los líderes de la iglesia deben estar
constantemente en guardia contra estos engaños” (The experience that counts!, Editado por N.R. Needham London: Grace Pueblications Tust, 1991, pp. 89-90).

3. La Palabra de Dios es nuestra única fuente confiable de la verdad acerca de Satanás y los demonios. El teólogo y estudioso de Princeton, Dr. Charles Hodge advirtió con razón: “Ningún estudio, ni superioridad de talento, ni aún la pretensión a la inspiración, pueden justificar una separación de… las verdades enseñadas por hombres de cuya inspiración Dios ha sido testigo. Todos los maestros deben ser traídos bajo esta norma, y aun si un ángel del cielo enseñase algo contrario a la Escritura, debería verse como anatema, según nos dice Gálatas 1:8. Deberíamos estar constantemente agradecidos por tener una norma tan infalible por medio de la cual probar los espíritus para ver si son o no de Dios” (commentary on the Espistle to the romans, Grand Rapids: Eerdmans, 1972).

4. ¿Qué dice la Palabra de Dios, que es el máximo criterio de la verdad? ¿Pueden los demonios habitar o morar dentro de un verdadero creyente? ¿Pueden entrar a través de una puerta abierta y convertirse en intrusos? Los defensores del movimiento pro-guerra espiritual de hoy en día dicen que sí, pero basan su respuesta en experiencias subjetivas, y no en la Palabra de Dios. La Biblia deja bien claro que esta clase de afirmaciones no tiene bases justificables. 


5. En la Biblia no hay ningún ejemplo claro donde un demonio haya invadido a un verdadero creyente. Las epístolas del Nuevo Testamento nunca nos advierten contra tal posibilidad. Tampoco vemos reprender, atar o echar fuera demonios de un verdadero creyente. Las epístolas nunca instruyen a los creyentes a que echen fuera demonios, ya sea de un creyente o de alguien que no lo es. Cristo y los apóstoles eran los únicos que echaban fuera demonios, y en cada caso las personas poseídas eran incrédulas.



6. La enseñanza general de la Escritura es que los demonios nunca pueden morar dentro de un verdadero creyente. Una clara implicación de 2 Corintios 6:15-16 por ejemplo, es que el Espíritu Santo que mora en los hijos de Dios no puede cohabitar con los demonios.


B. El verdadero significado de la conversión

1. Muchas de las voces líderes en el movimiento pro-guerra espiritual de hoy en día son demasiado rápidas en victoriar cada profesión de fe en Cristo, como prueba de la salvación. Esto refleja la “fe fácil” que abunda tanto en esta generación.

2. Un profundo entendimiento bíblico de la doctrina de la conversión deja bien claro que los demonios nunca pueden morar o poseer a un creyente. Jonathan Edwards escribió lo siguiente de la verdadera conversión: “La Escritura describe la conversión en términos que implican o significan un cambio de naturaleza; nacer de nuevo,
convertirse en nuevas criaturas, resucitar de entre los muertos, ser renovados en el espíritu de nuestra mente, morir al pecado y vivir para la justicia, quitando el viejo hombre y poniéndonos el nuevo, y siendo participantes de la naturaleza divina”.

3. Si en aquellas personas que dicen ser convertidas no hay un cambio real y duradero, su religión es vana, sean cuales sean las experiencias por las que hayan pasado. La conversión es el cambio total del hombre, en todos sus aspectos, del pecado a Dios. Por supuesto, Dios puede refrenar a las personas inconversas de pecar, pero en la conversión Él hace volver el mismo corazón y naturaleza del pecado hacia la santidad. La persona convertida se torna en un verdadero enemigo del pecado.

4. ¿Qué pues haremos de aquel individuo que dice haber tenido la experiencia de la conversión, pero cuyas emociones religiosas mueren muy pronto, volviendo a ser el mismo de antes? Dicho individuo se muestra egoísta, tanto mundano, tonto, perverso y anticristiano como siempre. Esto habla en contra de él en voz más alta de lo que cualquier experiencia religiosa pueda hablar a su favor.

5. En Cristo Jesús, ni la circuncisión ni la incircucisión, ni una experiencia dramática, ni un carácter tranquilo, ni maravilloso testimonio, ni uno mediocre, cuentan para nada. Lo único que en realidad cuenta es una nueva creación.

6. En Mateo 12:43-45 Cristo reprendió a auqellos que le estaban siguiendo solamente para ver grandes señales y maravillas. En lugar de responder con señales espectaculares y maravillas, Cristo habló a aquellas personas sobre su necesidad de salvación. Muchas personas parecen tener su vida en orden, pero en realidad no han confiado en Cristo como su Señor y Salvador. Sus almas están “sin ocupar”, o sea, el Espíritu Santo no mora en ellos. De esta forma están abiertos a la invasión demoníaca.

7. Sin embargo, esta situación no puede darse en aquellos cuyos cuerpos son templo del Espíritu Santo (2 Corintios 6:16). De acuerdo con 1 Pedro 1:5, cuando Cristo reina en la vida de una persona, esa persona es guardada por el poder de Dios. Como resultado, “el maligno no le toca” (1 Juan 5:18). Cuando el Espíritu Santo habita en una persona, ningún demonio puede instalerse como intruso. Si alguien está habitado por demonios, es evidente que no se ha convertido.

C. Todas las cosas para Dios


Aunque los demonios no pueden morar en los creyentes, a veces Dios permite que Satanás aflija exteriormente a Sus hijos, con la adversidad. No siempre podremos saber la razón, pero sí sabemos que Dios controla cada situación según Su soberanía para llevar a cabo sus propósitos, haciendo que todo obre para el bien de los creyentes (Romanos 8:28). Veamos algunos ejemplos bíblicos de cómo ocurre esto:


1. La perseverancia de Job

a. El libro de Job es una clásica ilustración de cómo Dios a veces permite que Satanás aflija a los Suyos. Este libro nos lleva, detrás del escenario terrenal, a un notable diálogo entre Dios y Satanás en los cielos: (Job 1:7-12). Job era un hombre recto a quien Dios bendijo con abundante bienestar económico. De acuerdo a 1:3, él era “el más grande de entre todos los orientales”.
b. Satanás vino delante de Dios en los cielos y acusó a Job de servir al Señor por intereses egoístas, debido a la protección que le brindaba y a su posteridad. Desafió a Dios a que le quitara a Job todas las bendiciones temporales, esperando que así se manifestara la hipocresía en su corazón. Dios aceptó y permitió que Satanás afligiera a Job. Le dio permiso para que le quitase todas sus posesiones, pero le prohibió que hiciera daño a su persona.
c. Muy pronto vinieron varios desastres, uno tras otro. Cayó fuego del cielo y mató las ovejas de Job. Unos bandoleros robaron sus cabellos, matando a todos sus siervos y dejando a uno solo con vida. Satanás terminó con lo que esperaba sería el golpe maestro. Mientras los hijos de Job estaban cenando juntos, llegó un criado y le dijo: “Un fuerte viento vino del lado del desierto y azotó a las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y han muerto; solamente yo he escapado paa darte la noticia” (v.19). Fue una calamidad muy cruel que estaba destinada a destruir la fe de Job. 
d. Aun así Job no respondió de la manera que Satanás esperaba. Job se inclinó ante el Señor en oración y adoración, aceptando los designios y propósitos soberanos de Dios, aun cuando no sabía por qué estaba sufriendo tanto.
e. J.I. Packer ha escrito lo siguiente: “Esta es la razón fundamental, desde nuestro punto de vista, de por qué Dios llena nuestras vidas con dificultades y perplejidades de una clase o de otra: es para que aprendamos a aferrarnos a Él. La razón por la cual la Biblia dedica tanto tiempo reiterando que Dios es una roca fuerte, una firme defensa, un seguro refugio y ayuda para los débiles, es por que Él emplea mucho de Su tiempo encaminando a los que son mental y moralmente débiles y no se atreven a encontrar el camino recto…Dios desea que sintamos que nuestro camino a través de la vida es duro y confuso, para que aprendamos a depender de Él. Por lo tanto, el Señor toma los pasos necesarios para conducirnos fuera de la confianza en nosotros mismos, y hacer que nos apoyemos totalmente en Su Persona”.
f. Sin embargo Satanás no había terminado. Satanás acusó a Job de permanecer fiel a Dios para proteger su salud e integridad física. Nuevamente Dios permitió a Satanás que afligiera a Job, pero le dijo que no podía quitarle la vida. Satanás llenó a Job con
unas llagas malignas, desde las plantas de sus pies hasta la coronilla de su cabeza (2:7). Su condición era tan deporable que su esposa le dijo que maldijera a Dios, pero él rehusó hacerlo (2:10).
g. Job aún no sabía por qué estaba sufriendo. En su dolor clamó (23:3-4). Sin embargo, el cielo permaneció en silencio. Job no sabía las escenas que se estaban desarrollando fuera de su vista en los terrenos celestes, entre Satanás y Dios. Luego el Señor le respondió desde el torbellino, pero aún entonces Job no fue informado de la razón de sus sufrimientos. 
h. El típico consejero de hoy día probablemente le hubiera dicho a Job que dijese “¡Satanás, yo te ato!”. Pero aunque Job era el escogido de entre los siervos de Dios, sus sufrimientos eran parte del plan divino. Seguramente eso también es verdad con respecto a muchos que sufren hoy en día. ¿Pueden los “expertos guerreros espirituales” pasar por alto los propósitos soberanos de Dios y reprender a Satanás? Por supuesto que no.
i. ¿Pueden las aflicciones de Satanás beneficiar realmente al verdadero cristiano? ¡Sí! Por ejemplo, Job salió de la prueba con un conocimiento mucho mayor de la grandeza de Dios y de su propia pecaminosidad (40:4,5). También aprendió la necesidad de someterse a los propósitos soberanos de Dios, no importa cuál fuese el costo (42:2-6). 
Gleason Archer hace este sustancioso comentario sobre Job: “Este registro evidencia que en realidad había propósitos nobles y muy elevados que fueron logrados al someter a Job a esas pruebas tan duras. Este hombre había sido grandemente honrado al haberle escogido Dios para demostrar el significado de la verdadera consagración. Satanás había desafiado al Señor para probar que la piedad de Job estaba basada en sus intereses egoístas”.
j. Ciertamente fue un gran honor para Job haber sido escogido para probar que Satanás estaba equivocado en su afirmación. Si Job hubiese sido informado por adelantado que las pruebas venideras estaban destinadas a servir a estos santos y elevados propósitos, se habría dado cuenta de que era mucho más fácil sobrellevarlas
con alegría y entereza de ánimo. Sin embargo, si le hubiera avisado de antemano, la prueba hubiera tenido que ser invalidada. ¿Por qué?. Porque para que hubiera una victoria final era esencial que en medio de estas pruebas Job confiara en Dios.
El patriarca debía seguir sometiéndose a Él, aun cuando no viera ni la más mínima luz que le dijera por qué un Dios de amor, que le había protegido hasta ahora, de momento parecía haberle abandonado completamente a la malignidad de Satanás.
k. Tal vez algún lector esté sufriendo o conozca a alguien que esté pasando por duras pruebas sin saber por qué. Mirando el ejemplo de Job podrá encontrar consolación, ánimo y esperanza. El apóstol Pedro escribió: “De modo que los que padecen según la
voluntad de Dios, encomiendan sus almas al fiel Creador, haciendo el bien” (1 Pedro 4:19). Quiera el Señor ayudarnos a cultivar esta actitud como una forma de vida.


2. La espina de Pablo

a. El Señor también permitió que Satanás afligiera al apóstol Pablo. Él recibió una visión del Cristo resucitado. Es evidente que estaba luchando con el orgullo (2 Corintios 12:7). 
b. Pablo recibió una espina en su carne. Muchos estudiosos han hecho varias sugerencias en cuanto a la identidad de dicha espina: un individuo problemático o rencilloso, la persecución, la apariencia física del apóstol, epilepsia, malaria, o hasta una enfermedad de la vista. ¿Cuál era la espina? Realmente no lo sabemos, pero sea lo que fuese, era algo doloroso, porque la palabra griega que se usa para “abofetea” se refiere al crujir de los huesos. Como esta espina le estaba mortificando bastante, Pablo le pidió al Señor por tres veces que se la quitara (v.8).
c. Nota que Pablo no hizo ninguna tentativa de atar, reprender o echar fuera a este mensajero satánico. Simplemente oró al Señor para que Él se encargara de quitársela. Bien sabemos que Dios podía responder a la oración de Pablo de acuerdo a lo que él
quería, pero, a pesar de ello, escogió no hacerlo (v.9). 
Jerry Bridges hace la siguiente observación: “En su infinita sabiduría, Dios sabe exactamente la clase de adversidad que necesitamos para crecer más y más, transformándonos de esta manera a la semejanza de Su Hijo. Él no sólo sabe lo que necesitamos, sino también cuándo lo necesitamos, y la forma en que los acontecimientos negativos deben de llegar a nuestra vida. Él es el Maestro Perfecto que nos entrena a la perfección. Su disciplina es exactamente adecuada a nuestras necesidades. El Señor nunca nos envía pruebas más allá de lo que podemos soportar, ni nos entrena permitiendo una cantidad tremenda de adversidades en nuestras vidas, de modo que seamos destruídos”.
d. Pablo aceptó voluntariamente el plan de Dios para su vida (2 Corintios 12:9,10). Si hubiera sido posible quitar esa espina de la carne diciendo: “Mensajero de Satanás, yo te ato”, el plan de Dios se habría estropeado. Verdaderamente Pablo estaba gozoso por esta aflicción, porque le ayudaba a crecer espiritualmente.

3. El tamiz por el que pasó Pedro 


a. En Lucas 22:31,32 leemos una advertencia de Cristo a Pedro. Satanás quería tener a Pedro en sus manos, porque era crucial para el desarrollo de la primera iglesia. Cuando Pedro oyó que Satanás iba detrás suyo, respondió: “Señor, estoy dispuesto a ir
contigo no solo a la cárcel, sino también a la muerte” (v.33). Un poco después en la tarde, Pedro negó a Cristo tres veces, Después salió afuera y lloró amargamente (v. 62). Esta es la evidencia de su arrepentimiento y de la restauración de Dios.
b. ¿Qué aprendió Pedro como resultado de esta sacudida de Satanás? Que no podía sostenerse en sus propias fuerzas. Además, esta experiencia le hizo un instrumento más útil en las manos de Dios, porque Cristo le dijo que después de arrepentirse, fortaleciera a sus hermanos (v.32). Pedro sabía bien el valor del proceso de refinamiento, pues años más tarde escribió a los creyentes que sufrían persecución (1 Pedro 1:6,7). 
c. Dios usó la mano de aflicción de Satanás para el beneficio de Job, Pablo y Pedro. Ninguno de ellos procuró ordenar, reprender o atar a Satanás, sino llevar a cabo el cumplimiento de los propósitos soberanos de Dios. Nuestra actitud no debería ser
diferente.

D. El juicio de Dios

Pero a veces los propósitos de Dios son diferentes. La Escritura revela que en algunas ocasiones Él tiene que entregar a ciertas personas en manos de Satanás para castigarles por su pecado de desobediencia. Miremos algunos ejemplos.

1. El tormento de Saúl

a. La Escritura nos dice que “le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová” (1 Samuel 16:14) . Ahora bien, esto no significa que el Señor sea malo o que los malos espíritua moren regularmente en Su presencia. Simplemente se refiere a un demonio que recibió permiso de Dios para aterrorizar a Saúl. Tampoco Satanás y sus demonios pueden funcionar aparte de la voluntad permisiva de Dios .
b. ¿Por qué permitió el Señor que un demonio atormentara a Saúl? Porque Saúl quería seguir su propio camino en lugar del que Dios le señalaba . Un ejemplo de ello ocurrió en 1 Samuel 13 . El profeta Samuel instruyó a Saúl para que esperara siete días hasta
que él llegara a Gilgal. Allí él podría entonces presentar una ofrenda a Dios y dar instrucciones a Saúl acerca de una batalla que tendría que librar con los filisteos. Sin embargo, Samuel no vino inmediatamente después de los siete días. Tal vez estaba
probando a Saúl para ver si obedecía las instrucciones de Dios. No hay ninguna indicación de que Saúl buscara orientación a través de las Escrituras o por medio de la oración durante el período de prueba.
c. ¿Qué pasó entonces? Saúl tomó sobre sí mismo la responsabilidad de ofrecer la ofrenda a Dios (vv.9,10). Éste era un pecado muy serio, pues sólo los escogidos por el Señor podían servir como sacerdotes (Números 16:40; 18:1-7). Samuel llegó justamente cuando Saúl terminaba de presentar la ofrenda, y tuvo lugar el diálogo de 1 Samuel 13:11-14. 
d. Por haber puesto Saúl excusas para su pecado y no haberse arrepentido, el reino pasó a manos de David. ¿Cómo se manifestaba el tormento de Saúl por parte del espíritu malo? Por su deseo de ver muerto a David. David ya había recibido la capacitación divina para llevar a cabo las responsabilidades que Dios había puesto ante él (16:13). Desde que el Espíritu de Dios se había apartado de Saúl (v.14), éste perdió tanto el deseo como la habilidad de funcionar efectivamente como un rey. Como resultado de ello, la popularidad de David creció rápidamente en Israel (1 Samuel 18:6-9).
e. Saúl estaba celoso, y era consciente de que la bendición de Dios sobre la vida de David significaba el ocaso de su vida. La historia de Saúl sigue de mal en peor. Este desdichado rey estaba tan fuera de control, que se despojó de sus vestidos y cayó al suelo con estupor (19:22-24), masacró a un grupo de sacerdotes por haber ayudado a David (22:6-19), y consultó a una médium para hablar con los muertos (28:7-20). Al fin, cometió suicidio.
f. Tal vez algún lector se pregunte: “¿No es Saúl un ejemplo de un creyente habitado por demonios?” No. La pregunta de si Saúl era un creyente genuino ha sido debatida por varios estudianes bíblicos. Podemos decir que la Escritura es ambigua en relación a su destino eterno. Por otra parte, mientras Saúl estaba perturbado y trágicamente influenciado por un demonio, nada indica que estaba realmente poseído interiormente por el espíritu malo. Saúl no puede citarse como ejemplo ni como prueba bíblica de que los creyentes pueden ser poseídos pr espíritus malignos. Dios
entregó a Saúl en manos de Satanás, como un juicio por su pecado.

2. La traición satánica de Judas

a. En el Aposento Alto, poco después de su crucifixción, Cristo le dijo a Sus discípulos que uno de ellos le traicionaría (Juan 13:21). Cuando los discípulos le pidieron al Señor que identificara a la persona, Cristo respondió lo siguiente: “A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto” (Juan 13:26,27).
b. Judas había estado con Cristo durante tres años, observando Sus obras y escuchando Sus palabras. Él era consciente de la perfección y el poder de Cristo, pero rehusó arrepentirse y creer en el Salvador. Por lo tanto, Dios le entregó a Satanás. Un pasaje paralelo en el Evangelio de Lucas dice: “Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce; y éste fue y habló con los principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron, y convinieron en darle dinero” ( 22:3-5).
c. Bajo la influencia de Satanás, Judas vendió a Cristo. “El mismo Satanás hizo de Judas un instrumento, llenando su mente con pensamientos traidores y moviendo su voluntad para actuar de acuerdo a ellos. Ésta es una posesión mental, que da a Satanás el control de la mente, el corazón y la voluntad. Satanás entró en Judas, no usando la fuerza, sino como un amo al que su esclavo le da una calurosa bienvenida” (R.C. H. Lenski, The Interpretationof St. Luke’s Gospel [ Minneapolis: Ausburg, 1961], p. 1034). Judas acabó su vida de la misma forma miserable que Saúl, por medio del suicidio.


3. El corintio incestuoso

a. ¿Usa Dios a Satanás para juzgar a ciertas personas en la iglesia? Sí. Pablo escribió a la iglesia en Corinto, en su primera epístola, acerca de un hermano que tenía “la mujer de su padre”.
Probablemente indica que la mujer era su madrastra, y no su madre natural o biológica. Sin embargo, en cualquier caso, era una relación incestuosa a los ojos de Dios (Levítico 18:7,8).
b. Increíblemente, los creyentes corintos, en lugar de lamentarse sobre su situación obviamente inmoral, ¡estaban orgullosos de ella! (5:2). Pablo respondió con esta admonición: “El tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (5:5).
c. ¿Qué significa realmente entregar el ofensor a Satanás? Es poner al culpable fuera de la iglesia, despojándole de la protección de la comunión cristiana. En el versículo 2, Pablo dice sencillamente que el ofensor tenía que ser quitado de en medio. Debía salir de la comunión de los hijos de Dios y de la mesa del Señor.
d. Pablo subraya la importancia de la disciplina de la iglesia usando un analogía (5:6-8). La levadura representa al pecado, y la masa a la iglesia. Si se le da la oportunidad, el pecado leudará a toda una iglesia así como la levadura leuda la masa de una gran
hogaza de pan.
e. Por su propia naturaleza, el pecado fermenta, corrompe y se esparce, pero Cristo, el Cordero pascual perfecto, nos separa y nos libra del dominio del pecado. Por lo tanto, hemos de quitar todo aquello de la vieja vida que pueda leudar la nueva. Debemos comer el pan de la honestidad, la integridad y la verdad, y no de la maldad.
f. Pablo luego aplica la analogía a los corintios (5:11-13). El Señor dejó bien en claro que cuando una persona afirma ser creyente pero continúa en pecado e ignora lo que la iglesia tiene que decirle, ha de ser puesta fuera de comunión y considerarla como
un incrédulo (Mateo18:15-17). Esto coloca a la persona pecadora bajo el control total de Satanás. En la 1 Juan 5:19 leemos que “…el mundo entero está bajo el maligno”. 
El mundo ya está en manos de Satanás, a causa del pecado. Puesto que la iglesia es objeto del cuidado, el amor y la bendición de Dios, está aislada y protegida. La disciplina de la iglesia hace que los miembros pecadores se vean privados de dicha protección, dejándoles expuestos a Satanás.
g. Pablo dice que el ofensor corinto tenía que ser entregado a Satanás para "destrucción de la carne” (5:5). Esto puede referirse a la enfermedad o a la muerte física. En cualquier caso, las instrucciones de Pablo difieren de las prácticas del movimiento a favor de la guerra espiritual de hoy día. Antes de quitar a cierta gente de las manos de Satanás, el apóstol dice que a veces la iglesia tiene la responsabilidad de ¡entregar a una persona en manos de Satanás! Ahora bien, ésta es una clase del “ministerio de liberación” de la cual muy pocos hablan es estos días.
h. ¿Era el hombre incestuso un verdadero creyente, o un incrédulo? Pablo simplemente lo muestra como alguien que se llamaba hermano (v.11). A veces, en lugar de la disciplina de la iglesia, el Señor usa otros medio para quitar a la gente fuera de la comunión. Tal vez conozcas individuos que se retiran de la participación de la iglesia, y no sabes por qué. Después de un tiempo, te enteras de que sus vidas estaban en un caos, estropeadas por un hogar roto, por la inmoralidad, o las
borracheras. Es posible que Dios lo estuviese alejando de la iglesia a causa de sus pecados.


4. El naufragio de Himeneo y Alejandro 

a. Además de 1 Corintios 5, 1 Timoteo 1 es el único otro lugar donde Pablo habla de entregar a alguien a Satanás (1 Timoteo 1:18-20). “Mantener la fe” se refiere a creer la verdad y aferrarse a ella. Es consagrarse durante toda la vida a creer en la verdad de Dios. “Una buena conciencia” habla de unas normas morales puras delante de Dios y de los hombres.
b. De acuerdo al versículo 19, algunas personas rechazaban ambas cosas. ¿ Quiénes eran estas personas? Eran líderes de la iglesia de Éfeso y tal vez de algunas iglesias circundantes (vv.3-7) Rechazaban la Palabra de Dios, a cambio de un sistema que les permitiese mentir para seguir en su propia concupiscencia y gratificación. Como resultado de ello, naufragaron. Esta expresión nos recuerda un barco hundido y hecho pedazos. Habla de la destrucción en el terreno espiritual y moral. Pablo identificó a dos hombres que sufrieron esta fatalidad: Himeneo y Alejandro. No podemos decir con seguridad si eran creyentes o no. 
c. ¿Cómo respondió Pablo? Les entregó a Satanás. Es decir, les disciplinó, quitándoles fuera de la iglesia para que aprendieran a no blasfemar (v.20). La palabra griega que se traduce en otros pasajes de la Escritura por “aprender” habla de un castigo físico. La misma palabra se usa en otros pasajes de la Escritura para aquellos que han enfermado o han muerto a consecuencia de haber cometido abusos en la cena del Señor (1 Corintios 11:32). ¿Cuál era el propósito de ese juicio? El de enseñarles a no
difamar a Dios por medio de las falsas enseñanzas y de una vida impura. 
d. El Dr. Homer Kent escribió: “La excomunión de la iglesia (o disciplina), coloca al ofensor nuevamente en el mundo en el cual domina Satanás. Por lo tanto, entregar a una persona a Satanás puede entenderse como entregarlo nuevamente al mundo…Esta
medida tiene la intención de ser correctiva. Si a los falsos maestros se les permite continuar en sus malas prácticas no solo harán extraviar a otros, sino también se sumergirán ellos mismos dentro de un falso sentido de seguridad espiritual. Ahora bien, cuando Pablo entregaba a estas personas en manos de Satanás, les haría ver su error y abandonar sus pecados”.

5. La mentira de Ananías y Safira

a. En Hechos 5:1-11 aprendemos acerca de dos creyentes profesantes en la iglesia primitiva que fueron entregados a Satanás. Parece que Ananías y Safira habían prometido que daría al Señor todo el dinero de la propiedad que iban a vender.
En lugar de ello, se guardaron parte de los beneficios, mintiendo así al Espíritu Santo. Llevaron ante los apóstoles sólo una parte, aparentando que era todo. A causa de su mentira, fueron castigados con la muerte.
b. ¡Esto significaba la excomunión final! ¿Eran Ananías y Safira creyentes auténticos? La Escritura no lo especifica. ¿En qué sentido Satanás llenó sus corazones? ¿Fueron poseídos por él? Nuevamente la Escritura no detalla estas respuestas. Seguramente Satanás llenó sus corazones con pensamientos malos, mentiras y avaricia. Si entró a morar en ellos o no, no lo sabemos. Mientras que algunos señalan a Ananías y Safira como ejemplos de santos que estaban controlados y poseídos por Satanás, el texto bíblico no nos da las garatías de que fuese así. 
c. Como ocurrió con otros, Ananías y Safira fueron juzgados por Dios, dando permiso a Satanás para tratar con ellos. Aunque Satanás y los demonios no pueden habitar dentro de un creyente auténtico, Dios puede usarles para disciplinar a los cristianos que no se arrepienten de sus pecados. Esto revela claramente la actitud de Dios hacia el pecado, y protege la pureza de la iglesia. ¿Cómo podemos evitar el juicio por el pecado? No diciendo: “Satanás, yo te ato”. Tampoco echando fuera a los demonios,
sino simplemente recibiendo la verdad de la palabra de Dios y reflejando la santidad de Cristo. Si usted es un verdadero creyente, por favor, tómese en serio estas palabras de ánino de un santo puritano: “Dios tiene pensamientos de amor en todo lo
que Él hace para con Su pueblo. La base de sus tratos con nosotros es el amor, aunque la ocasión al respecto pueda ser pecado. El propósito al tratar con nosotros es también el amor. Él mira, por sobre todo, nuestro beneficio, para que seamos participantes de Su santidad, y también nuestra gloria futura, para hacernos participantes de Su gloria” (Samuel Bolton, The Bounds of Christian Freedom [Edimburgh: The Banner of Truth Trust, 1964], p. 25).
d. Pablo expresa así el mismo pensamiento en Romanos 8:28,29.

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