Espiritualidad, misticismo, religiones, mitos, simbolismo, creencias populares y arte sacro.
jueves, 28 de julio de 2016
EL LLAMADO CHI-RO O MONOGRAMA DE CRISTO O CRISMÓN
“IN HOC SIGNO VINCES” ¿QUÉ SIGNIFICAN LA “P” y la “X” EN EL ALTAR?
El llamado “Chi-Rho” o “Monograma de Cristo” es uno de los símbolos más antiguos de la cristiandad
Las figuras del arte cristiano primitivo se centran, principalmente, en la narración gráfica de los sucesos evangélicos y en la reproducción –que nos atreveríamos a calificar de prácticamente “serial”, por criptográfica- de imágenes simbólicas y alegóricas.
A los frescos de las catacumbas de Priscila (en Roma, de principios del s. III), por ejemplo, pertenece la imagen más antigua de la Virgen María). El conjunto representa uno de los temas centrales de la fe cristiana, y una de las más tempranas figuras del arte.
Entre todas estas imágenes destaca en primer lugar, indiscutiblemente, la Cruz. Desde el nacimiento de la Iglesia, ya era empleada como emblema de la propia persona de Cristo.
La sola idea de un dios condenado a muerte, mediante la imposición del castigo reservado a los peores criminales, fue considerada absurda por el gobierno romano, “pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan […] es fuerza de Dios […]. Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado” (1 Co 1, 18).
Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337) la cruz empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo, Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegasC y R las primeras letras del nombre de Cristo, en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.
Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337)
la cruz empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo,
Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegas C y R las primeras letras del nombre de Cristo,
en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.
Pero este monograma, por sí mismo, no asociado al nombre de Cristo, ya había existido en la Antigüedad, a modo de abreviatura de la palabra chréstos, “ungido”, como un símbolo de buena fortuna.
Ha sido entendido como el mismo signo que cuentan sus biógrafos que se apareció a Constantino –en visión o en sueño- la noche antes de la batalla contra Magencio en Saxa Rubra (312), como cuenta Eusebio de Cesarea en su Vida de Constantino.
Según James Hall, autor del diccionario de temas y símbolos artísticos, no hay evidencia certera “de que el emperador haya introducido este símbolo [en el estandarte imperial romano, como aparece en las monedas de la época] con alguna intención propiamente cristiana”.
Sin embargo, el mismo Eusebio pone en boca de Constantino una abierta confesión de fe (como se lee en su Historia Eclesiástica, escrita en la primera mitad del siglo IV), cuando, en la estatua que levantan al emperador en el Foro romano, “sosteniendo en su mano derecha el signo salvador, los mandó que grabaran estas palabras en la inscripción, en lengua latina: «Con este signo salvador, que es la verdadera prueba de valor, salvé y libré vuestra ciudad del yugo del tirano…»”.
FUENTE: ALETEIA
martes, 26 de julio de 2016
A 15 AÑOS DE LA PASCUA DEL PADRE OBISPO JORGE NOVAK
15º ANIVERSARIO DE LA PASCUA
DEL PADRE OBISPO JORGE NOVAK
Homilía de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes en la misa por el 15º aniversario de la Pascua del Padre Obispo Jorge Novak (8 de julio de 2016)
“Lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre ha hablará en ustedes” (Mt. 10, 19-20)
Hermanas y hermanos:
A quince años de la pascua de nuestro querido “Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de la misericordia y constructor de una Patria más justa y fraterna”. Reunidos en torno al altar donde él inició su ministerio episcopal hace cuarenta años, y en el lugar mismo donde reposan sus restos, ha sido proclamado el Evangelio. Seguramente estas palabras de Jesús resonaron más de una vez en su corazón de profeta, discípulo misionero de Jesús. El Maestro anuncia a sus discípulos las situaciones conflictivas que afrontarán, porque el mensaje del Evangelio no siempre es bien recibido, despierta toda clase de resistencias en las personas aferradas al mal y a sus proyectos mezquinos. Los discípulos deben reconocer que son como ovejas en medio de lobos; deberán estar atentos para no responder al mal con el mal; han de ser astutos como serpientes y sencillos como palomas. El Padre Obispo, en más de una ocasión, manifestó su disposición a dar la vida en momentos en que la vida de sus hermanos estaba amenazada de tantas maneras. La fidelidad a Jesús, Buen Pastor, lo llevaba a identificarse con sus sentimientos. “El buen pastor da la vida por sus ovejas”.
Estamos hoy aquí, reunidos como familia diocesana, como hijos a los que el Padre Obispo enseñó a dar los primeros pasos como Iglesia particular de Quilmes. El clima familiar se hace más patente al contar hoy con la presencia de los hermanos del Padre Obispo Jorge: Teresa y Tarsicio Novak, acompañados por sus familiares. También la presencia del segundo obispo de Quilmes nos hace cercanos a nuestro primer pastor. Cuánto más nos alegra que uno de los sacerdotes ordenados por nuestro primer pastor, hoy sea el obispo de La Rioja, el Padre Obispo Marcelo Colombo, hoy nos esté acompañando en este sentido recuerdo.
Como en toda familia, cuando nos juntamos para hacer memoria de los mayores, naturalmente brotan de los corazones agradecidos los recuerdos, las anécdotas y palabras. Y las vamos transmitiendo de generación en generación. Los más jóvenes preguntan; los mayores se emocionan y mientras corre el mate, corremos a buscar una foto, mostramos un recuerdo, releemos una carta amarilla… en fin, hacemos presente la vida de los que nos precedieron, que está presente en sus legados, en las instituciones que forjaron. Así lo hace la Iglesia con sus mártires, sus misioneras, misioneros y pastores.
Por eso, desde esta misma Cátedra que el Padre Obispo Jorge ocupó por casi veinticinco años, quiero que sea su palabra la que llegue a nosotros en esta tarde de recordación. Su báculo, aquí a mi lado, hará más patente su presencia espiritual.
Esta semana, en una visita a la Universidad de Quilmes, reunido con el Rector y algunos beneméritos profesores, la Lic. Luisa Ripa Alsina trajo a colación la magnífica disertación del Padre Obispo Novak con ocasión de su nombramiento como Profesor Honorario (22/03/1996)
En esa ocasión inició su ponencia con las palabras con las que inauguró la primera cátedra de Derechos Humanos en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (abril de 1985):
“El 19 de septiembre de 1976 fui ordenado Obispo de la recién creada diócesis de Quilmes. No sospechaba en aquel momento que muy pronto me encontraría con un mundo insospechado de familias afectadas visceralmente por atroces dolores espirituales. Familias, en cierta medida, moralmente proscritas en nuestra propia patria.
Mi visión de la realidad humana hubo de cambiar forzosa y rápidamente. Hasta entonces tenía mi propia opinión de los hechos, pero basada en una información insuficiente y deteriorada. Cada grupo familiar que trasponía los umbrales de mi oficina me comunicaba, a modo de ósmosis misteriosa, su carga de dolor y de angustia, reclamando comprensión, solidaridad, acción consecuente.
Comprendí entonces cabalmente, a partir de estos diálogos que llenaban las más de las páginas de mi libro de audiencias, que la historia tiene una superficie engañosa y una profundidad lacerante. Comprendí que sólo quien desciende decididamente a bucear en los abismos del dolor provocado en la historia por la injusticia y la prepotencia, para compartirlo y para regenerarlo, adquiere en plenitud creciente su propia dimensión humana.
En mi caso personal, valoré debidamente el axioma pastoral: El hombre es el camino primero y necesario de la Iglesia. En esta experiencia vi claro que, sin actitudes sinceras con la situación de la familia argentina (la desaparición de personas; la destrucción premeditada de los centros de producción por los instrumentos de mezquinos intereses multinacionales; el hambre y la guerra…), me haría connivente y cómplice del mal en sus múltiples expresiones. Fue un aprendizaje duro y eficaz, con la pedagogía sencilla de descubrir la verdad de los hechos; indagar en sus causas profundas; y asumir sin pérdida de tiempo, sin temor al peligro, sin cansancio a la entrega, la defensa y promoción de la dignidad de la persona y de la familia, reclamando la plena vigencia de los derechos humanos inalienables”.
No dudo que es una página dorada, no sólo de la historia de nuestra familia diocesana y latinoamericana, sino también de la bicentenaria Patria argentina.
“Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de Misericordia y Constructor de una Patria más justa y fraterna”
Sus largos años recorriendo y velando por este sur este del gran Buenos Aires, entregándose en su servicio pastoral, al modo de los grandes Padres de la Iglesia, a quienes él no sólo estudió sino que siempre buscó encarnar sus enseñanzas, generó en las hermanas y hermanos un modo sincero y cariñoso de tratarlo, llamándolo Padre Obispo. Para el pueblo fue un verdadero padre. En el marco del Año de la Misericordia, hoy lo recordamos como “Apóstol de la Misericordia”. Como recién escuchábamos su confesión, la historia de este pueblo que le tocó pastorear, fue modelando ese corazón de padre y apóstol de la misericordia. El Espíritu Santo fue “diciéndole lo que tenía que decir y hacer”. Lo fue configurando como un buen pastor.
Sigamos escuchando sus emotivas palabras; esta vez, en una carta pastoral escrita hace este mes 30 años atrás, en los 10 años de la creación de la diócesis, el 25 de julio de 1986.
“Quiero compartir con ustedes mis preocupaciones por lograr, en este vasto esfuerzo renovador, una perfecta sintonización con el Evangelio. No podemos olvidar que Jesús se presentó en público con estas palabras programáticas: “Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres…” (Lc. 4, 18). Pablo se hace eco, y en él brilla la tradición apostólica: “Hermanos tengan en cuenta quiénes han sido llamados; no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles…” (1 Cor. 1, 26)
En agosto de 1985 recorrí aún durante la semana, varias comunidades que en junio había sido víctimas de la terrible inundación que todos llevamos bien grabada en la memoria. El domingo 25 de ese mes, por la tarde, pasé en dos capillas mi última jornada intensa. Ignoraba entonces que en contados días quedaría, aunque en forma transitoria, totalmente discapacitado.
Pasé horas imborrables la tarde de ese día del Señor. Las recientes lluvias hacían difícilmente transitables las “veredas” y apenas se podía dar con algún lugar por donde cruzar las calles. Compartí con las familias que acudieron a los dos centros de oración la Eucaristía, los alimentos, la vida. Una vida compenetrada de angustias, en la que la Iglesia aparecía en su plena y cabal misión de humilde servidora.
Al llegar al pavimento me insistieron en entrar en una casa, para limpiar mis zapatos, a los que el barro se había pegado abundantemente. Mientras circulaba el mate, me dejaron en perfectas condiciones el calzado. Era medianoche cuando, en Camino Belgrano, totalmente a oscuras, tomé el colectivo para ir a Quilmes a descansar.
No me costó mucho, mientras repasaba esa tarde y las similares del mes de agosto, sacar un par de conclusiones. Me decía: “Yo siento el agua y el barro y las emanaciones malolientes de curtiembres y otras industrias de vez en cuando. Estos hermanos sufren en forma permanente estos inconvenientes. ¿Quién se acuerda de ellos en forma seria? ¿Quién se acerca para promover la dignidad de hijos de Dios que palpita en el buen corazón de estos vecinos?
Si el Señor me hubiera llamado pocos días después, dando por terminado mi ministerio episcopal, no habría dejado de alegrarme el hecho de pasar el último domingo, en plenitud fuerzas, con los hermanos que tanto han sufrido y siguen sufriendo. Pero no habría sido menos cierto que por el par de zapatos embarrados que yo presentaba tímida y filialmente al Padre Dios, Él me habría desviado la vista a miles y miles de pies que se cubren continuamente de polvo o de barro al salir de su casa y al volver a ella. Son los pies del trabajador camino a la fábrica; los del niño y adolescente rumbo a la escuela; los de las mamás que enderezan el paso a cumplir tareas domésticas para poner sobre la mesa el pan que el marido imposibilitado de conseguir trabajo no llega a ganar para los hijos.
¡Se impone constantemente el examen de conciencia! No basta una bella formulación de priorizar pastoralmente al pobre. ¡Hay que actuar con sencillez y humildad, pero también con urgencia y valentía!: Cobra actualidad la palabra profética: “Se te ha indicado, hombre, lo que es bueno y qué exige de ti el Señor; nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios” (Miq. 6, 8)
Esta verdadera confesión de nuestro primer pastor no muestra el alma de un Apóstol de la misericordia. Su ministerio estaba tejido con obras de misericordia, corporales y espirituales.
“Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de Misericordia y Constructor de una Patria más justa y fraterna”
Nuestra Iglesia diocesana, que cumple sus cuarenta años, como lo decía el Padre Obispo Jorge, nació en un momento muy crítico y doloroso de la historia del país. Este “árbol” familiar ha echado sus raíces en una tierra que en esos años era regada con sangre de hermanas y hermanos que soñaban una patria más justa y fraterna. El pasado 4 de julio recordamos los cuarenta años de la masacre de los cinco Siervos de Dios Palotinos. “Juntos vivieron; juntos murieron”… El próximo 4 de agosto, el asesinato del obispo de La Rioja, Mons. Enrique Angelelli. La presencia hoy del Padre Obispo Marcelo Colombo, hace más vivo este recuerdo.
¿Qué decía el Padre Obispo Jorge, a diez años de la muerte de Angelelli?
“Los diez años trasnscurridos desde la inmolación de Monseñor Angelelli, han ido llevando su trayectoria episcopal al plano de los grandes testigos del Evangelio… La Iglesia en la Argentina ha de ver en él al fiel seguidor de Cristo, al obispo obediente al Concilio Vaticano II y gozoso realizador del proyecto pastoral madurado en Medellín.
Con respecto al amor a los pobres, se expresó Mons. Angelelli en altos términos, en su homilía radial del 1º de agosto de 1971, recomendando la colecta “Más por menos”: “Dios no ha hecho al hombre para la miseria. Es una injusticia social. La comunidad cristiana es responsable de los pobres. Comenzando por sus jefes, debe tener el corazón abierto a sus sufrimientos. Los pobres son el sacramento de Cristo; en el misterioso humanismo y en la sociología de Jesús, Él está encarnado en cada hombre doliente, en cada hambriento, enfermo, desnudo o encarcelado. Por eso la Iglesia honra a los pobres, los ama, los defiende, se solidariza con su causa… El verdadero pobre experimenta desde su interior la necesidad de Dios y de los otros hombres. El pobre verdadero es capaz de brindar su vida a los demás en actitud de servicio y con amor verdadero, no fingido”.
Y el Padre Obispo Jorge sigue diciendo: “Quisiera que esta carta pastoral sea entendida como un sencillo homenaje a la venerada y grande memoria del Obispo Angelelli, con ocasión de los diez años de su trágica muerte, que muchísimos, con perspicaz intuición, interpretaron como prepotente asesinato de un estilo de autoridad ideologizado por la Seguridad Nacional… Mi sencillo homenaje a su excelsa figura de pastor lleva explícito el propósito de una mejor dedicación de mi persona a la evangelización de los pobres”.
“Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de Misericordia y Constructor de una Patria más justa y fraterna”
Novak soñó una Patria más justa y fraterna; pero no sólo soñó, dio la vida por ella en su misión de pastor, como lo hizo el obispo Angelelli. Queremos dar gracias a Dios por estos pastores, hoy particularmente por nuestro Padre Obispo Jorge Novak. Que su presencia en nuestro caminar nos ayude y enseñe a servir a los hermanos, con sencillez y corazón dispuesto. Su vida entregada nos compromete a anunciar la alegría del Evangelio y a comprometernos en la causa de los más humildes, que hoy viven momentos de inquietud y sufren las injusticias de la inequidad. Necesitamos sentirnos hermanos en una casa que es de todos y no de unos pocos. Donde las políticas contemplen las necesidades de los más pobres y frágiles, y no sigamos alentando políticas de descarte y exclusión. La fe cristiana, que alentó a los congresales de Tucumán, nos abra a un diálogo sincero buscando el bien común. Como en una familia, los que más pueden y tienen han de velar por los más frágiles y sufrientes. Esos son los sentimientos de nuestro Papa Francisco expresados en una carta enviada hoy al Pueblo Argentino, que se leerá al finalizar, antes de cantar el Himno Nacional.
Aquellos congresales tenían pensamientos distintos; pero pensaron en grande, buscaban el bien de todos; dieron la vida por esa causa. Como la dieron Güemes, Belgrano y San Martín. Por ello, a horas del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, con nuestro corazón latiendo junto a todo el pueblo argentino y haciendo memoria de aquellos congresales del 9 de julio de 1816, reunidos en aquella Casa Histórica de Tucumán, decimos: Argentina, canta y camina..
Al decir del recordado obispo Angelelli: “Hay que seguir andando… nomás”
Mons. Carlos José Tissera
Obispo de Quilmes
viernes, 22 de julio de 2016
LA TEOLOGÍA DE LA "PROSPERIDAD": CUANDO EL DINERO ES DIOS
TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD: EL EVANGELIO DE LA AVARICIA
Sus predicadores más representativos no tienen reparo en enseñar abiertamente sus doctrinas del negocio con Dios
POR MIGUEL PASTORINO
Dentro de algunas formas del neopentecostalismo en Estados Unidos y América Latina, ha crecido una corriente llamada "teología de la prosperidad", que influye en no pocas iglesias pentecostales y se hace cada vez más presente en los ministerios evangélicos, con fuerte presencia en los medios de comunicación. Este paradigma teológico, es asumido por cada vez más pastores neopentecostales, con una deficiente formación bíblica y teológica y una gran capacidad de manipulación de sus fieles, llegando a montar verdaderos imperios económicos.
No hay que identificar injustamente esta mentalidad con todo el pentecostalismo, que es muy diverso y complejo en sus teologías, sino con varias iglesias -y sectas- muy particulares.
Sus predicadores más representativos no tienen reparo en enseñar abiertamente sus doctrinas del negocio con Dios, donde lo más importante es la prosperidad material, como signo de la bendición divina. Para esto someten a sus fieles a un constante desafío de entregar sus bienes, a cambio de beneficios espirituales y materiales.
Una mentalidad que se impone
La mentalidad tecnoeconómica y consumista ha colonizado espacios de la vida cotidiana que no dependen del intercambio comercial. Se ha infiltrado en las relaciones familiares, en la política, en la religión, en la educación, en el tiempo libre y la vida espiritual. La lógica funcional e instrumental transforma también los modos de vivir la fe y de expresar la religiosidad.
Para cada vez más personas, los valores importantes son la rentabilidad, la productividad, el beneficio personal y la inmediatez. En esta lógica se ofrece un dios a medida de los consumidores desesperados por soluciones mágicas que "tienen su precio". Se valora a las personas y al dios de turno por su eficacia, utilidad y funcionalidad. Así se degeneran los vínculos entre las personas y dentro de la misma religión. Existe así un terreno fértil para que las sectas que ofrecen prosperidad material sean las "Iglesias" más exitosas y se presenten como las portadoras de la mayor "unción" o las más bendecidas y elegidas por Dios para el tiempo presente.
En contextos críticos a nivel social y económico, donde la población es más vulnerable y desea afanosamente un estilo de vida impuesto e inventado artificialmente por el mercado, se comprende que las masas de personas sumergidas en la angustia, la desesperación y la falta de recursos, sean impulsadas a sacrificar lo que sea para alcanzar "las promesas de Dios". Entregarlo todo con la esperanza de ser ricos y poderosos mágicamente, o al menos para salir instantáneamente de su apremiante situación.
¿Ser pobre es pecado?
Si bien en sus orígenes la teología de la prosperidad sostuvo que la bendición de Dios es también económica, y fue defendida por pastores del neopentecostalismo norteamericano de los años 50 y 60, y todavía está presente en varias iglesias pentecostales, era algo inocuo comparada con la evolución aberrante que ha tomado esta corriente en las últimas dos décadas.
Prédicas abiertamente materialistas que señalan la avaricia como un camino de santidad, donde enseñan sin escrúpulos: "Dios es tu socio, si quieres ganar más dinero, tendrás que invertirlo todo aquí", "ser pobre es pecado", "si usted confiesa que es próspero, usted no será más pobre", "Jesús quiere que usted sea rico y para eso usted debe sacrificarse por él", "Si un mafioso se mueve en un auto lujoso, un hijo de Dios debe tener uno mejor", etc.
Los predicadores de la prosperidad no hablan del mas allá o de la vida espiritual, sino que identifican la bendición de Dios con ganancias económicas. Cada cita de la Biblia donde se dice que alguien recibirá una bendición, lo interpretan siempre como un aumento de ingresos económicos. Culpan a las personas pobres de su pobreza, ya que es por su falta de fe o por vivir en pecado.
Y así, la prosperidad económica y el éxito son para ellos signos de la santidad y de aquél que tiene a Dios por "socio". Todo el mensaje del evangelio se reduce a una visión materialista, individualista y superficial de los pasajes bíblicos, manipulando emocionalmente a sus fieles mediante el uso de técnicas de inducción a crisis histéricas y presionándolos para que ofrenden a la Iglesia más de lo que pueden, incluyendo su casa y sus ahorros.
Al nivel escandaloso al que ha llegado este movimiento, ha sido objeto de crítica, no solo de la mayoría del mundo evangélico y pentecostal, sino de autores que en un comienzo la defendían. Autores como Peter Wagner, han reconocido abiertamente que "la línea entre la prosperidad dada por Dios y la codicia desenfrenada se ha desvanecido".
Actualmente, más de la mitad de los cristianos de las iglesias neopentecostales pertenecen a esta corriente, aunque no conozcan su nombre. En Estados Unidos casi el 20% de los evangélicos pentecostales confiesan ser parte de este movimiento.
© Lisa F. Young /Shutterstock
¿Qué enseña la teología de la prosperidad?
Podríamos sintetizar la doctrina de la prosperidad en estos principios que se enseñan oralmente en las prédicas de cada vez más pastores de este evangelio de la avaricia.
– Dios es el dueño del mundo y si tu eres hijo -socio- de Dios, te pertenece todo y has de reclamar tu derecho.
– Dios promete bendiciones -interpretadas todas como prosperidad material- a todo aquel que se una a él e invierta en sus proyectos.
– La única forma de adquirir prosperidad es por medio de la fe, especialmente "declarando" prosperidad. La lógica es simple: "Si pides con fe se te dará, pero si no recibes, es por falta de fe, es tu culpa si no eres próspero". Esto también incluye reprender demonios que son los causantes de la pobreza y de los fracasos.
– La clave es ofrendar: cuánto más grande sea tu ofrenda, más le estarías mostrando a Dios tu confianza en él y por lo tanto, mayores serán tus ganancias.
Con esta doctrina los pastores y telepredicadores ostentan su lujo sin complejos, como una forma de manifestar su nivel de santidad y el mayor nivel de bendición divina que han recibido. Forman verdaderos imperios económicos, buscando cada vez mayor poder e influencia en los medios de comunicación y en la política.
Pastores y políticos
Muchos partidos políticos, a su vez, encuentran en estas iglesias una forma fácil de adquirir votantes, ya que los pastores de esta corriente son fuertemente autoritarios e imponen el voto a su comunidad como voluntad divina. Este es un tema que requiere un análisis profundo: ¿alianzas políticas con pastores autoritarios que manipulan a sus numerosos fieles? ¿nuevos caudillos carismáticos que arengan masas incontables con fines políticos? En estos contextos presenciamos una reconfiguración de la relación entre política y religión. Tema que excede nuestro artículo.
Un escándalo para los cristianos
Cualquier cristiano que estudie en serio la Biblia, sea católico o evangélico, reformado, ortodoxo, anglicano o pentecostal, sabe que esta doctrina no solo no tiene fundamento bíblico, sino que es un insulto al cristianismo, una caricatura aberrante de Dios y una enseñanza abiertamente antievangélica. Aunque usen abundancia de citas bíblicas sacadas de contexto, la aparente unción celestial -que son puros gritos sin sentido- y los superficiales gestos de piedad, no pueden esconder lo que mueve realmente a estos predicadores: la avaricia.
Entrar a un templo de estas megaiglesias o ver un programa de televisión de predicadores de la prosperidad, nos recuerda aquel texto del evangelio de Juan (2,16) cuando Jesús echa a los mercaderes del Templo de Jerusalén, porque "han convertido la casa de mi Padre en una casa de comercio". Pero los teólogos y predicadores de la prosperidad, convirtieron la necesidad de las personas en un grosero comercio religioso.
Jesús invitaba a sus discípulos a cargar la cruz y seguirlo, a dejar sus riquezas y ser libres de todo apego material, pero el evangelio de la avaricia va en dirección contraria al seguimiento de Jesucristo.
La condena de los textos bíblicos a toda forma de amor al dinero, es explícita y atraviesa los libros del Antiguo y Nuevo Testamento. "No acumulen para sí tesoros en la tierra" (Mt, 6,19); "Manténganse libres del amor al dinero" (Heb. 13,5). La carta a Tito en los capítulos 3 y 6 advierte con dureza sobre la tentación de la codicia de los pastores.
Pero aunque podría hacerse un tratado de interminables tomos sobre la condena bíblica a este tipo de mentalidad, es importante recordar que el contexto sociocultural en el que vivimos requiere un cristianismo profético que denuncie abiertamente la perversión de esta mentalidad egoísta, individualista y perversa que atraviesa no solo a predicadores de moda, sino a toda la sociedad.
La religiosidad New Age, que se encuentra en las antípodas doctrinales del cristianismo, comparte con la teología de la prosperidad la anulación del molesto prójimo que es considerado culpable de su propia pobreza o desgracia.
Los cristianos han de denunciar abiertamente la perversión de la religión, la manipulación del evangelio y anunciar sin complejos la auténtica novedad de Jesucristo: un Dios cuyo amor y salvación son gratis. El juicio final que aparece en el Evangelio según san Mateo (cap. 25), no dice que Jesús preguntará cuán exitoso fuiste en la vida, sino cuándo tendiste la mano al hambriento, al que estaba desnudo o en la cárcel, cuándo visitaste al enfermo o socorriste al necesitado.
Solo alcanza con leer el evangelio sin saltearse nada para darse cuenta de cuán disparatados son los planteos de las teologías de la prosperidad, y si nos detenemos a mirar la historia de la Iglesia, los grandes hombres y mujeres de Dios, los santos de todos los tiempos, no se caracterizaron por la ostentación, sino por la austeridad, no por la soberbia, sino por la humildad, no por la riqueza, sino por su pobreza que los hizo libres para vivir radicalmente el evangelio.
FUENTE: ALETEIA - 13 DE AGOSTO DE 2015
GIORDANO BRUNO DI NOLA, DOCTOR EN TEOLOGÍA (1548-1600)
EL MARTIRIO DE GIORDANO BRUNO
Giordano Bruno, nacido en Nola en 1548, ingresó muy joven en la Orden dominicana, movido por una profunda vocación religiosa. Sin embargo, sus nuevas teorías contra la concepción cosmológica aristotélica, pronto le ocasionaron serios inconvenientes con las autoridades de la diócesis.
Durante el adoctrinamiento rechazó las imágenes de santos y aceptó únicamente el crucifijo. En 1566 se le inició un proceso por sospechas de herejía que no prosperó.
En 1575 recibió el título de Doctor en Teología de la Orden, pero al poco tiempo fue acusado de desviarse en la doctrina religiosa y tuvo que abandonar la orden. Huyó a Roma y después viajó por Italia y Francia, hasta llegar a Ginebra, donde abandonó los hábitos.
Vivió un tiempo en Oxford, donde escribió la mayoría de sus diálogos italianos, y Alemania, donde compuso sus poemas latinos. Giovanni Mocenigo, supuesto mecenas, lo denuncia a la Inquisición.
Fue trasladado a Roma en calidad de detenido, procesado y condenado a siete años en la cárcel.
Se le adjudicaban cargos por blasfemia, herejía e inmoralidad; principalmente por sus enseñanzas sobre los múltiples sistemas solares y sobre la infinitud del universo. Hubo varios intentos para lograr que se retracte de sus teorías filosóficas a lo que se negó terminantemente. Al contrario, Giordano Bruno decidió reafirmar sus conceptos.
En un nuevo juicio fue sentenciado a la pena capital. El 8 de febrero fue leída la sentencia en donde se le declaraba herético impenitente, pertinaz y obstinado.
Fue expulsado de la iglesia y sus trabajos fueron quemados en la plaza pública. Antes de que fuera quemado uno de los monjes que lo acompañaron le ofreció un crucifijo para besarlo pero Bruno lo rechazó, diciendo que moriría como un mártir y que su alma subiría con el fuego al paraíso.
Luego de la sentencia del Papa Clemente VIII, fue quemado vivo el 17 de febrero de 1600 en Campo dei Fiori, Roma.
Alez Szarazgat
LA ÚLTIMA CENA
“La última cena de Jesús con sus discípulos no fue un ritual religioso”
"Renovar la Iglesia es hacer actual
el 'recuerdo peligroso' de Jesús"
Por José María Castillo
España
"La Eucaristía no consiste en 'decir misa': se puede hacer eso y no celebrar la Cena que quiso Jesús".
Lo que instituyó Jesús fue un "proyecto de vida", que se expresa simbólicamente y que hace presente la persona y la vida de Jesús, en nuestras vidas y en nuestra sociedad
Si la Iglesia quiere renovarse en serio y a fondo, una de las primeras cosas que tendría que hacer es renovar en serio y a fondo el recuerdo de Jesús. No meramente recordando lo que sucedió cuando Jesús andaba por el mundo. Sino actualizando lo que ocurrió entonces.
Es decir, la liturgia tiene que celebrarse de tal manera que se haga presente, en lo que vivimos ahora, lo que Jesús vivió, hizo y decidió cuando estaba en esta vida. Concretamente lo que ocurrió la noche aquella en que cenó, por última vez, con el grupo de personas que le acompañaron y compartieron lo que él vivió y cómo lo vivió. En aquella ocasión, Jesús dijo: "Haced esto en recuerdo mío" (1 Cor 11, 24. 25; Lc 22, 19). Lo cual quería decir: "Haced esto para que me tengáis presente", como en seguida explicaré.
Lo que acabo de indicar se basa en un presupuesto previo: la última cena de Jesús con sus discípulos no fue un ritual religioso. El ritual de la "cena pascual" que celebran los judíos, con motivo del pèsaj, la fiesta del cordero, que marcó el punto de partida de la liberación de los judíos esclavos en Egipto (Ex 12). Por supuesto, sabemos que, según los evangelios sinópticos, la última cena fue la cena de Pascua (Mc 14, 12; Mt 26, 17; Lc 22, 7). Pero el evangelio de Juan, que se escribió después que los sinópticos, puntualiza este dato capital indicando que la cena se celebró antes de la Pascua (Jn 13, 1; 18, 28), de forma que Jesús murió el día de la Preparación de la Pascua (Jn 19, 14; cf. 19, 31. 42). Y san Pablo, que nos ha conservado el recuerdo más antiguo de la cena, ni menciona la Pascua (1 Cor 11, 23).
Además, en ninguno de los relatos de la Cena se menciona el cordero pascual, ni se habla de las hierbas amargas, ni hay alusión alguna a los mazzen, ni de la haggadà, ni del primer hallel, ni se mencionan las cuatro copas que eran esenciales en el ritual judío de la Pascua. No hay, pues, traza ni indicio alguno de que allí se estuviera celebrando un ritual sagrado (Ulrich Luz, El evangelio según san Mateo, vol. IV, Salamanca, Sígueme, 2005, 138-139).
Ahora bien, si aquello no fue un "ritual sagrado", sino una "cena", en la que se vivieron una serie de experiencias muy fuertes, cuando Jesús les dice a sus "amigos" (Jn 15, 14-15): "Haced esto en memoria mía" (1 Cor 11, 25) o sea, “Haced esto para que me tengáis presente", sin duda alguna, el término "esto" (toûto) engloba la cena entera, no únicamente el pan, sino el conjunto de experiencias vividas allí aquella noche (François Bovon, El evangelio según san Lucas, vol. IV, Salamanca, Sígueme, 2010, 282-283).
Hacer lo que allí dijo Jesús no es repetir rutinariamente un ritual, sino actualizar (hacer presente y operante hoy) lo que allí se vivió aquella noche. El "recuerdo", la "anamnêsis", según la raíz original zkr, quiere decir "hacer presente el pasado" (H. Patsch, en Diccionario Exegético del Nuevo Testamento, vol. I, Salamanca, Sígueme, 2005, 251-254).
Pero, ¡atención!, estos datos no son meras matizaciones -por lo demás, muy elementales- de erudición. Nada de eso. Aquí se juega el ser o no ser de la autenticidad o del fracaso de lo que Jesús quiso. Sabemos que Jesús no fue amante, ni practicante de ritos, ceremonias, altares y templos. Jesús centró sus preocupaciones en tres cosas: el "sufrimiento humano" (curaciones), la "alimentación compartida" (comidas y comensalía, sobre todo con pobres y pecadores), las "relaciones humanas" (sermón del monte, en Mt, o de la llanura, en Lc). Al proceder así, Jesús desplazó la religión: la sacó del templo, la disoció de los "rituales" y la puso en el centro y en el conjunto de la "vida".
Aquí y en esto está la clave y el secreto de todo lo demás. ¿Por qué? Porque hoy está sobradamente demostrado que los ritos constituyen un factor tan importante en la pervivencia de las sociedades humanas, que, desde hace incontables generaciones, los ritos (religiosos, políticos, sociales...) son decisivos en la integración o exclusión del individuo en la sociedad y, en general, en el sistema establecido (Walter Burkert, La creación de lo sagrado, Barcelona, Acantilado, 2009, 60 ss; ID., Homo necans, Barlona, Acantilado, 2013, 50-61). Pero no se trata de esto solamente. Porque los ritos integran al sujeto en el sistema de tal forma, que, al mismo tiempo que el sujeto hace suyos los valores del sistema, por otra parte, esos mismos ritos no modifican la conducta del sujeto que los cumple. Concretamente, un piadoso creyente se puede pasar cuarenta años comulgando a diario, y al cabo de ese tiempo sigue teniendo los mismos defectos que tenía el día que inició su comunión diaria. Y es que el ritual, por sí solo, no solamente no modifica la conducta, sino que además tiene la virtualidad de tranquilizar la conciencia del observante.
Entonces, ¿qué quiso decir Jesús cuando afirmó en la Cena: "Haced esto en memoria de mí"? No se refería simplemente a repetir lo que llamamos ahora "las palabras de la consagración". Porque esta referencia al recuerdo o memoria (anamnêsis) lo introdujo san Pablo (1 Cor 11, 24. 25), del que depende el relato de Lucas (22, 19), para motivar a la comunidad de Corinto, al decirles a aquellos cristianos que lo que ellos hacían - y tal como lo hacían -, en realidad aquello ya no era la Cena del Señor. Literalmente: "eso ya no es comer la Cena del Señor" ("oúk éstin kyriakòn deipnon phagein") (1 Cor 11, 20) (H. Patsch, o. c., 252-254). O sea, en Corinto, realizando exactamente el rito, realmente no celebraban la eucaristía. ¿Por qué? Porque la comunidad de Corinto estaba dividida. No por ideas teológicas, sino por la forma de vida que llevaban. Concretamente, porque allí había ricos y pobres. Y cuando se reunían para la eucaristía, los ricos comían hasta emborracharse, mientras que los pobres se quedaban con hambre (1 Cor 11, 21).
Es decir, lo que pasaba en Corinto es que allí se repetían las palabras del Señor, pero allí no había una comunidad unida en la que quienes tenían dinero y comida lo compartían con los demás. Cada cual iba a lo suyo. Y Pablo afirma: donde hay división entre ricos y pobres, por mucho y muy bien que se repitan las palabras de Jesús, en realidad la memoria de Jesús está ausente. No se recuerda a Jesús. En esas condiciones, se dirá misa, pero allí no está Jesús. (J. D. Crossan, J. L. Reed, En busca de Pablo, Estella, Verbo Divino, 2006, 398-405).
Conclusión: la Eucaristía no consiste en "decir misa", observando exactamente lo que manda la Sagrada Congregación de Ritos (o del Culto divino). Se puede hacer eso y no celebrar la Cena que quiso Jesús. Y tal como la quiso Jesús: haciéndonos esclavos unos de otros (Jn 13, 12-15), queriéndonos unos a otros, como él nos quiso (Jn 13, 33-35), mojando todos en el mismo plato, como él lo hizo (Jn 13, 20). Celebrar la Eucaristía no es repetir literalmente un "ritual". Eso es una misa que nos tranquiliza (incluso nos da devoción). Pero eso no es lo que instituyó y quiso Jesús: el "recuerdo peligroso" (J. B. Metz, La Fe en la historia y en la sociedad, Madrid, Cristiandad, 1979, 100-102; 210-211), que hace actual la subversión de esos presuntos valores que se sostienen repitiendo los ritos.
Lo que instituyó Jesús fue un "proyecto de vida", que se expresa simbólicamente y que hace presente la persona y la vida de Jesús, en nuestras vidas y en nuestra sociedad. El día que resulte más "peligroso" ir a misa que acudir a una manifestación, ese día empezará a ser cierto que celebramos la Cena del Señor, en la que los cristianos vivimos la presencia, en el recuerdo vivo, de aquel Jesús que "aceptó la función más baja que una sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado" (G. Theissen, El movimiento de Jesús, Salamanca, Sígueme, 2005. 53). Entonces será cierto y la gente palpará que la misa no es un mero "rito", sino un "recuerdo peligroso".
FUENTE: Prensa Ecuménica (Ecupres), 22 de julio de 2016
jueves, 14 de julio de 2016
LA SIMBOLOGÍA EN UN LIBRO
DICCIONARIO DE SÍMBOLOS,
DE JUAN EDUARDO CIRLOT
Desde los egipcios, la simbología ha sido la gran ciencia de la antigüedad. En Oriente ha perdurado sin interrupción hasta ya entrado el siglo XX y en Occidente inspiró todo el arte medieval y, en gran medida, el renacentista y barroco, hasta que el descubrimiento del «Inconsciente» volvió a recuperar los símbolos en ámbitos y maneras muy distintos. Este Diccionario de símbolos es la versión última y definitiva de la obra en prosa más importante del poeta y crítico de arte Juan Eduardo Cirlot.
Publicado por primera vez en 1958 con el título Diccionario de símbolos tradicionales, fue traducido al inglés en 1962. Cirlot continuó elaborando nuevas voces y artículos que introdujo en la segunda edición castellana de 1969 y en la segunda edición inglesa y americana de 1971. En esta edición se han incluido nuevas voces, hasta el momento sólo publicadas en inglés, así como el artículo «Simbolismo fonético», último ámbito del estudio simbológico de Cirlot, recuperado de su publicación en prensa.
En el epílogo, Victoria Cirlot sitúa en la vida de su padre la construcción de esta obra siempre en expansión y la relaciona con la poesía y la crítica de arte. También muestra el interés de Cirlot por la simbología a partir de los años cincuenta, cuando conoce en Barcelona al musicólogo y antropólogo Marius Schneider, aportando documentos inéditos, como por ejemplo la carta a André Breton en la que se relata el sueño aludido en la voz «Cicatrices».
Diccionario de símbolos
Autor: Juan Eduardo Cirlot
Epílogo de: Victoria Cirlot
Sello: Siruela
Colección: El Árbol del Paraíso
ISBN-10:84-7844-352-5
ISBN:978-84-7844-352-9
Código de almacén: 7505901
Edición: 16ª, 2011
Encuadernación: Cartoné
Páginas: 524
Nº de ilustraciones: 300
Dimensiones: 190 x 240 mm
Tema: Mitología, simbología
Idioma: Español
ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LA ESVÁSTICA
LA ESVÁSTICA
La esvástica (en sánscrito: स्वस्तिक , suastika) es una cruz cuyos brazos están doblados en ángulo recto, bien hacia la derecha, bien hacia la izquierda: 卐.
La esvástica es un monograma generado por la conjunción de las letras su astí (en idioma sánscrito su: ‘muy’, astíka: ‘auspicioso’) en caracteres ashoka (anteriores a las letras deva-nágari, que son las que desde hace varios siglos se utilizan en la escritura del sánscrito). Según algunos autores esto demuestra que el símbolo no fue creado en esta era, sino aproximadamente en el siglo V a.C. Aunque los vaisnavas (vishnuitas) dicen que la esvástica está eternamente dibujada en una de las cuatro manos de Dios.
La esvástica aparece en la iconografía, el arte y el diseño a lo largo de la historia de la humanidad, representando conceptos diversos como la suerte, el Brahman, el concepto hindú de samsara (reencarnación y también a Sūrya (el dios del Sol). En principio la esvástica se usa como símbolo entre los hindúes. Se menciona por primera vez en los Vedas (las escrituras sagradas del hinduismo), pero su uso se traslada a otras religiones de la India como el budismo y el jainismo.
Una creencia occidental moderna probablemente apócrifa sostiene que sólo la esvástica con brazos doblados hacia la derecha es una marca de buena suerte, mientras que la esvástica de brazos doblados hacia la izquierda representa un augurio nefasto. Incluso algunos occidentales la han nombrado arbitrariamente sauwastika, lo cual desde el punto de vista de la etimología sánscrita es un adefesio).
No existen pruebas de esta distinción en la historia del hinduismo de la que proviene el símbolo y, no obstante la versión más corriente es la esvástica dextrógira, los hindúes de la India y Nepal siguen usando el símbolo en sus dos variantes.
Los budistas casi siempre emplean la forma levógira. A principios del siglo XX el nazismo adoptó la cruz esvástica como emblema y —a raíz de la Segunda Guerra Mundial—, en Occidente se identifica mayoritariamente como un símbolo exclusivamente del Tercer Reich desconociendo prácticamente su uso prenazi.
Otros nombres
Otros nombres en español
* Cruz gamada (en heráldica) ya que cada brazo se asemeja a una letra griega gamma mayúscula (Γ). Asimismo tenemos que en francés es croix gammée, en inglés fylfot, en alemán winkelmaßkreuz, en holandés hakenkruis y en italiano croce uncinata. Asimismo se usa el término gammadion (de gamma, tercera letra del alfabeto griego).
* Cruz cramponada (en heráldica) ya que cada brazo se asemeja a una de las púas de un crampón. (Francés: croix cramponnée, inglés: cross cramponned, alemán: Hakenkreuz, italiano: croce uncinata, holandés: weerhakenkruis)
* Tetraskel se relaciona con el nombre griego tetraskelion (lit. 'cuatro piernas').
Otras lenguas
* Esvástica proviene el idioma sánscrito (hablado antiguamente en la India), concretamente de la palabra suasti, que significa ‘bienestar’. El término se divide en el adverbio su (‘bueno’ o ‘muy’) y asti (tercera persona singular del verbo asti [‘ello es’]). Una traducción literal sería ‘conductivo al bien-estar’.
* Wan, en chino se le relaciona con el número 10.000 por analogía léxica. La esvástica es utilizada como un carácter chino más de las respectivas adaptaciones de wanzi (卍字) . Wan con el sufijo zi que significa ‘grafía’) se deriva manji (卍) en japonés y manja (만자) en coreano.
Además hay otros símbolos que tienen cierto parecido con la esvástica, como el triskel o trinacria (del griego triskelion) usado como emblema de la isla de Man o de Sicilia y recurrente motivo celta. Posteriormente el lauburu vasco, de brazos curvos, reanimación moderna del oscuro lábaro cántabro, será también visualmente reminiscente de la esvástica.
ETIMOLOGÍA
La raíz Swasti significa literalmente Bienestar. El significado etimológico de la Esvástica es una palabra derivada y perteneciente al idioma Sánscrito Hindú, procede del término Swasti (o Su Asti), formado por la reunión del adverbio Su ( "Bien" o "Bueno"
y del verbo As como tercera persona del singular del presente indicativo: Asti ("Ello es")
La palabra svástica significaba "conductivo al bien-estar".
Parece ser que es una remota manera de saludo, buen augurio y deseos de felicidad que podría traducirse como "Ello es Bueno" tradicional entre los primitivos hindúes al ingresar a un templo, a una vivienda o al cruzarse en su actividad cotidiana, el saludarse como "¡Swasti!", lo que en nuestro lenguaje actual podría interpretarse como: "¡Que tengas el Bien y la Salud!".
También a la Esvástica se la conoce bajo la denominación de Cruz Gammada pues su representación gráfica "tiene cuatro brazos acodados como la letra gamma del alfabeto griego". (Diccionario de la Real Academia Española, 19nva. edición)
Su nombre en japonés de Manji significa literalmente "diez mil dioses" En la China es tomada como el signo del número diez mil, que es la totalidad de los seres.
QUIENES ERAN Y CÓMO VIVÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS
LA VIDA DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
Los cristianos formaron comunidades locales -iglesias- bajo la autoridad pastoral de un obispo. El obispo de Roma -sucesor del Apóstol Pedro- ejercía el Primado sobre todas las iglesias. La Eucaristía era centro de la vida cristiana. El rechazo del Gnosticismo fue la gran victoria doctrinal de la Iglesia primitiva.
Quiénes eran
1.“Parte de su mismo mundo”
Los primeros cristianos se consideraban parte constituyente de su mismo mundo: “lo que es el alma para el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo” (Epístola a Diogneto)
No se distinguían de los demás hombres de su tiempo, ni por su vestido, ni por sus insignias, ni por tener una ciudadanía diferente.
Cada uno de los primeros cristianos ocupaba un lugar en la estructura social de su tiempo, el mismo que tenía antes de convertirse. Si era esclavo no perdía su condición al hacerse cristiano aunque su vida adquiriese una dimensión sobrenatural. Esa actitud cristiana lleva a una apertura grande para asimilar los valores positivos, que existían en el paganismo. Así comentará S. Justino de los pensadores paganos: “cuanto, pues, de bueno está dicho en todos ellos, nos pertenece a nosotros los cristianos”.
(cfr. Enciclopedia GER, Cristianos, Primeros II. Espiritualidad)
2.“La vida que llevan no tiene nada de extraño”
“Los cristianos no se diferencian ni por el país donde habitan, ni por la lengua que hablan, ni por el modo de vestir. No se aíslan en sus ciudades, ni emplean lenguajes particulares: la misma vida que llevan no tiene nada de extraño. Su doctrina no nace de disquisiciones de intelectuales ni tampoco siguen, como hacen tantos, un sistema filosófico, fruto del pensamiento humano. Viven en ciudades griegas o extranjeras, según los casos, y se adaptan a las tradiciones locales lo mismo en el vestir que en el comer, y dan testimonio en las cosas de cada día de una forma de vivir que, según el parecer de todos, tiene algo de extraordinario”.
(Autor desconocido, Siglo II-III, Carta a Diogneto).
3. Cumplen las leyes
“Yo honraré al emperador, pero no lo adoraré; rezaré, sin embargo, por él. Yo adoro al Dios verdadero y único por quien sé que el soberano fue hecho. Y entonces podrías preguntarme: ¿Y por qué, pues, no adoras al emperador? El emperador, por su naturaleza, debe ser honrado con legítima deferencia, no adorado. El no es Dios, sino un hombre al quien Dios ha puesto no para que sea adorado, sino para que ejerza la justicia en la tierra. El gobierno del Estado le ha sido confiado de algún modo por Dios. Y así como el emperador no puede tolerar que su título sea llevado por cuantos le están subordinados –nadie, en efecto, puede ser llamado emperador-, de la misma manera nadie puede ser adorado excepto Dios. El soberano por lo tanto debe ser honrado con sentimientos de reverencia; hay que prestarle obediencia y rezar por él. Así se cumple la voluntad de Dios”.
(SAN TEÓFILO DE ANTIOQUÍA, Siglo II, Libros a Autólico)
4. Viven la honestidad: Iguales que su contemporáneos
“Se nos acusa de ser improductivos en las varias formas de actividad. Pero ¿cómo se puede decir esto de hombres que viven con vosotros, que comen como vosotros, que visten los mismos trajes, que siguen el mismo género de vida y tienen las mismas necesidades de vida?
Nosotros acordamos dar gracias a Dios, Señor y creador, y no rehusamos ningún fruto de su obra. Usamos las cosas con moderación, no en forma descomedida o mala. Convivimos con vosotros y frecuentamos el foro, el mercado, los baños, las tiendas los talleres, los establos, participando en todas las actividades.
Navegamos también juntamente con vosotros, militamos en el ejército, cultivamos la tierra, ejercemos el comercio, permutamos las mercaderías y ponemos en venta, para uso vuestro, el fruto de nuestro trabajo. Yo sinceramente no entiendo cómo podemos parecer inútiles e improductivos para vuestros asuntos, cuando vivimos con vosotros y de vosotros.
Sí, hay gente que tiene motivo para quejarse de los cristianos, porque no puede comerciar con ellos: son los protectores de prostitutas, los rufianes y sus cómplices; les siguen los criminales, los envenenadores, los encantadores, los adivinos, los hechiceros, los astrólogos. ¡Es maravilloso ser improductivos para esta gente!... Y después, en las cárceles vosotros no encuentráis nunca a un cristiano, a no ser que esté ahí por motivos religiosos. Nosotros hemos aprendido de Dios a vivir en la honestidad”.
(TERTULIANO, Siglo II-III, El Apologético).
Ejemplo de vida
1. Vida de santidad
“Observan exactamente los mandamientos de Dios, viviendo santa y justamente, así como el Señor Dios les ha mandado; le rinden gracias cada mañana y cada tarde, por cada comida o bebida y todo otro bien... ". (ARISTIDES, Siglo II, La Apología)
"Estas son, oh emperador, sus leyes. Los bienes que deben recibir de Dios, se los piden, y así atraviesan por este mundo hasta el fin de los tiempos, puesto que Dios lo ha sujetado todo a ellos. Le están, pues, agradecidos, porque para ellos ha sido hecho el universo entero y la creación. Por cierto, esta gente ha hallado la verdad”. (ARISTIDES, Siglo II, La Apología)
“En los cristianos se da un sabio dominio de sí mismos, se practica la continencia, se observa el matrimonio único, la castidad es custodiada, la injusticia es excluida, la piedad es apreciada con lo hechos. Dios es reconocido, la verdad es considerada norma suprema”. (SAN TEÓFILO DE ANTIOQUÍA, Libros a Autólico, Siglo II)
2. Entrega a los demás
“Socorren a quienes los ofenden, haciendo que se vuelvan amigos suyos; hacen bien a los enemigos. No adoran dioses extranjeros; son dulces, buenos, pudorosos, sinceros y se aman entre sí; no desprecian a la viuda; salvan al huérfano; el que posee da, sin esperar nada a cambio, al que no posee. Cuando ven forasteros, los hacen entrar en casa y se gozan de ello, reconociendo en ellos verdaderos hermanos, ya que así llaman no a los que lo son según la carne, sino a los que lo son según el alma.
Cuando muere un pobre, si se enteran, contribuyen a sus funerales según los recursos que tengan; si vienen a saber que algunos son perseguidos o encarcelados o condenados por el nombre de Cristo,ponen en común sus limosnas y les envían aquello que necesitan, y si pueden, los liberan; si hay un esclavo o un pobre que deba ser socorrido, ayunan dos o tres días, y el alimento que habían preparado para sí se lo envían, estimando que él también tiene que gozar, habiendo sido como ellos llamado a la dicha”. (ARISTIDES, Siglo II, La Apología)
3. Ciudadanos de la tierra y del cielo
“No tenemos aquí ciudad permanente, sino que andamos buscando la del futuro”. (Hebreos 13, 14)
“Habitan en la propia patria como extranjeros. Cumplen con lealtad sus deberes ciudadanos, pero son tratados como forasteros. Cualquier tierra extranjera es para ellos su patria y toda patria es tierra extranjera.
Se casan como todos, tienen hijos, pero no abandonan a sus recién nacidos. Tienen en común la mesa, pero no la cama. Están en la carne, pero no viven según la carne. Habitan en la tierra, pero son ciudadanos del cielo. Obedecen a las leyes del Estado, pero, con su vida, van más allá de la ley. Aman a todos y son perseguidos por todos. No son conocidos, pero todos los condenan. Son matados, pero siguen viviendo. Son pobres, pero hacen ricos a muchos. No tienen nada, pero abundan en todo. Son despreciados, pero en el desprecio encuentran gloria ante Dios. Se ultraja su honor, pero se da testimonio de su justicia. Están cubiertos de injurias y ellos bendicen. Son maltratados y ellos tratan a todos con amor. Hacen el bien y son castigados como malhechores. Aunque se les castigue, están serenos, como si, en vez de la muerte, recibieran la vida. Son atacados por los judíos como una raza extranjera. Los persiguen los paganos, pero ninguno de los que los odian sabe decir el porqué”. (Autor Desconocido, Siglo II-III, Carta a Diogneto)
“Los cristianos llevan grabadas en su corazón las leyes de Dios y las observan en la esperanza del siglo futuro. Por esto no cometen adulterio ni fornicación, no levantan falso testimonio; no se adueñan de los depósitos que han recibido; no anhelan lo que no les pertenece; honran al padre y a la madre, hacen bien al prójimo; y, cuando son jueces, juzgan justamente. No adoran ídolos de forma humana; todo aquello que no quieren que los otros les hagan a ellos, ellos no se lo hacen a nadie. No comen carnes ofrecidas a los ídolos, porque están contaminadas. Sus hijas son puras y vírgenes y huyen de la prostitución; los hombres se abstienen de toda unión ilegítima y de toda impureza; igualmente sus mujeres son castas, en la esperanza de la gran recompensa en el otro mundo…” (ARÍSTIDES, La apología, Siglo II)
4. Eucaristía
En uno de los primeros textos cristianos, San Justino explica cómo se celebraba la eucaristía en los primeros tiempos.
“El día que se llama día del sol tiene lugar la reunión en un mismo sitio de todos los que habitan en la ciudad o en el campo.
Se leen las memorias de los Apóstoles y los escritos de los Profetas.
Cuando el lector ha terminado, el que preside toma la palabra para incitar y exhortar a la imitación de tan bellas cosas.
Luego nos levantamos y oramos por nosotros... y por todos los demás dondequiera que estén, a fin de que seamos hallados justos en nuestra vida y nuestras acciones y seamos fieles a los mandamientos para alcanzar la salvación eterna.
Luego se lleva al que preside el pan y una copa con vino y agua mezclados.
El que preside los toma y eleva alabanzas y gloria al Padre del universo, por el nombre del Hijo y del Espíritu Santo, y da gracias largamente porque hayamos sido juzgados dignos de estos dones.
Cuando el que preside ha hecho la acción de gracias y el pueblo ha respondido “amén”, los que entre nosotros se llaman diáconos distribuyen a todos los que están presentes el pan y el vino “eucaristizados”. (SAN JUSTINO, Carta a Antonino Pío, Emperador, año 155)
“A nadie le es lícito participar en la Eucaristía, si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó.
Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne y sangre a causa de nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias, que contiene las palabras de Jesús y con que se alimenta y transforma nuestra sangre y nuestra carne, es precisamente la carne y la sangre de aquel mismo Jesús que se encarnó.
Los apóstoles, en efecto, en sus tratados llamados Evangelios, nos cuentan que así les fue mandado, cuando Jesús, tomando pan y dando gracias dijo: “Haced esto en conmemoración mía. Esto es mi cuerpo”.Y luego, tomando del mismo modo en sus manos el cáliz, dio gracias y dijo: “Esta es mi sangre”, dándoselo a ellos solos. Desde entonces seguimos recordándonos unos a otros estas cosas. Y los que tenemos bienes acudimos en ayuda de otros que no los tienen y permanecemos unidos. Y siempre que presentamos nuestras ofrendas alabamos al Creador de todo por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo”. (SAN JUSTINO, Carta a Antonino Pío, Emperador, año 155)
5. Dimensión cristiana del trabajo
Los primeros cristianos tuvieron muy presente el testimonio de Cristo con su vida de trabajo, ya que“fue considerado como carpintero, y fue así que obras de este oficio fabricó mientras estaba entre los hombres, enseñando por ellas los símbolos de la justicia, y lo que es una vida de trabajo” (JUSTINO, Diálogo con Tritón).
Al proyectarse el mensaje cristiano sobre aquella estructura laboral, el trabajo aún el peor cualificado, adquiere una dimensión nueva en Cristo (cfr. Ef. 6,7). La dimensión sobrenatural del trabajo será como un incentivo divino que superará con mucho el impacto de los condicionamientos sociales, pero sin violencias ni rebeliones. El trabajo tenía para los primeros cristianos un valor de signo distintivo entre el verdadero creyente y el falso hermano, así como una manera delicada de vivir la caridad para no ser gravoso a ningún hermano (cfr. Thes 5, 11). (cfr. Enciclopedia GER, Cristianos, Primeros II, Espiritualidad)
Por otra parte, no podemos olvidar que los primeros cristianos estaban inmersos en un mundo en el que el trabajo era tenido como algo peyorativo. “Y como el trabajo era lo que determinaba la vida del esclavo, se impuso la conocida distinción entre trabajo servil y trabajo liberal, identificando en el primero el trabajo propiamente dicho, y en el segundo toda esa gama de actividades que, además de la cultura, comprende las aficiones y las artes” (J.Mullor, La Nueva Cristiandad, Madrid 1966, p.215).
FUENTE: PRIMEROS CRISTIANOS
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