miércoles, 15 de junio de 2016

EL RITUAL DE PROYECTAR CULPAS EN OTROS: EL CHIVO EXPIATORIO

EL CHIVO EXPIATORIO 
Y LA SOMBRA COLECTIVA

El ritual, casi siempre inconsciente, de transferir y expulsar maldades y culpas hacia fuera, es un fenómeno familiar que ha sobrevivido por siglos en virtualmente todas las culturas. En la nuestra, de raíces judeo-cristianas, el “chivo expiatorio” puede ser rastreado hasta los rituales de la antigüedad judía descritos en Levítico (uno de los Libros del Antiguo Testamento). 

En el Día de Expiación, dos machos cabríos eran presentados al Gran Sacerdote. Uno era sacrificado por los pecados del pueblo; y sobre la cabeza del otro animal, el Gran Sacerdote ponía sus manos y confesaba sobre él los pecados e iniquidades de los hijos de Israel, transfiriéndolos simbólicamente a la bestia. 

El macho cabrío era entonces llevado al desierto y abandonado a su destino, mientras la gente con el alivio de la purgación, se sentía completamente libre de culpas. Las culpas, ahora, eran de otros. Desde entonces, el “chivo expiatorio” evolucionó para señalar a “cualquiera que cargue, simbólica o concretamente, las maldades y culpas de otros”. 

A pesar de sus efectos destructivos en la sociedad, este mecanismo es una poderosa y efectiva forma de defensa psíquica. Pero solo puede darle al individuo, su comunidad, o su país un consuelo de corto plazo, porque las consecuencias de echar culpas a otros siempre serán un freno para el propio desarrollo individual y comunitario. 

La historia lo ha demostrado muchas veces, los “chivos expiatorios” no parecen tener la eficacia deseada, porque para bien o para mal, las maldades y las culpas permanecen siempre en la sombra del perpetrador. Inclusive, en el mundo familiar, el síndrome del “chivo expiatorio” con la violencia que a menudo contiene, es un fenómeno reconocido y bastante estudiado, mucho más que el del nivel de la sociedad general. 


Según la psicología de Jung, así como los distintos sistemas de psicología transpersonal y antropología, la tendencia a echar todas las culpas sobre los demás ha existido en cada cultura desde tiempos inmemoriales, aunque los sacrificios hoy parezcan solamente figurativos. 

En su reemplazo, los individuos o grupos de individuos transfieren a otros sus pecados y sus culpas a través de su propia proyección. Éste es generalmente un acto involuntario, permitiendo que un individuo vea su propia sombra -el “lado oscuro” de su personalidad- en las personalidades de otros; o, en forma mucho más eficiente aun, cuando el "pecado" o “sombra” es transferido por un grupo entero de individuos, o toda una nación. Así nace la "sombra colectiva". 

Cuando un grupo de personas o una comunidad, se permiten el estereotipado étnico, religioso, político, o racial, caen en el peligroso pantano del pensamiento de grupo, listos para manifestarse inconscientemente en una arriesgada proyección de sombra colectiva. 

Según Carl Jung hay dos tipos de proyección de sombra: 

1) SOMBRA PERSONAL: Contiene características específicas de la persona individual ( a diferencia de la sombra colectiva). Es una entidad escindida que fue consciente alguna vez por un breve período de tiempo, pero que por una u otra razón no fue considerada (por el Ego) del todo merecedora de aceptación consciente y de expresión. El desarrollo de la Sombra corre paralelo al del Ego. Se compone de defectos (y actitudes instintivas) y virtudes latentes (talentos que aún no han sido realizados por el individuo). 

2) SOMBRA COLECTIVA. La sombra colectiva emana del inconsciente colectivo y es una manifestación del aspecto oscuro del SÍ MISMO O SELF. Es capaz de ser proyectada sobre grupos minoritarios. Es de esta forma que los pueblos se hacen enemigos y justifican sus odios y sospechas.

FUENTE: AZTLÁN

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