martes, 16 de agosto de 2016

PENSAR EL METODISMO

EL METODISMO 
Y EL PROTESTANTISMO

por Carlos A. Valle (*)

    Estatua de Juan Wesley - Londres

En una revista popular un escritor concluye su artículo con estas palabras; “El metodismo tiene mucha organización y poca teología”. Está por verse en qué medida estamos ante un justo juicio.

Lo que sí importa destacar es como un aspecto peculiar de la vida de una comunidad eclesiástica resulta tan destacado que oscurece otros aspectos que, para la misma denominación, son fundamentales. Se podría detectar lo mismo en casi todas las tradiciones, pero en el caso del metodismo resulta un tanto paradigmático.

Se podría partir del hecho que el mismo nombre de su denominación nace de una práctica “metódica” de oración, estudios y ayuno de sus iniciadores. Es quizás de allí que su método y no su contenido el que se recoge como elemento determinante de su propia fisonomía.

De la misma manera se podría decir que, en América Latina, es más probable que se caracterice al metodismo por su liberalismo teológico y por la acentuación en los aspectos éticos de la fe. Lo que se ha indicado no tiene el carácter de una apología o una crítica a quien califique al metodismo por estos rasgos marginales. Más bien intenta señalar a la preocupación generada en el seno de la denominación por hacer emerger los valores fundamentales que hacen a su verdadera razón de  ser, su presencia y aporte a la familia de la comunidad de fe y su enraizamiento con el protestantismo.

Impulsados por el interés ecuménico, los estudios y la búsqueda de una comprensión más apegada a las tradiciones, han llevado a los teólogos metodistas a examinar sus posiciones a la luz de lo que aún continúa siendo básico para esta iglesia: la teología de Juan Wesley, su fundador. Esto ha determinado acentuar, en primer lugar, el hecho de que, en sus comienzos, el metodismo no fue solo un movimiento de reavivamiento de la vida, sino también de la teología y que ambas cosas eran inseparables. En segundo lugar, que la teología de Juan Wesley tiene gran similitud con los reformadores, y sus enfoques básicos acentúan, en líneas generales, las tradiciones más aceptadas de la teología protestante. Todo esto se destaca claramente si se hace referencia a las afirmaciones mismas de Wesley.

Comentando los artículos de fe (básicamente los formulados por la Iglesia Anglicana, de la que nunca se separó) dice respecto a la iglesia: “Primero, fe viviente, sin la cual, en verdad, no puede haber iglesia, ni visible ni invisible. Segundo, predicación, y en consecuencia escuchar la palabra pura de Dios, pues de otra manera la fe podría languidecer y morir. Y, tercero, una debida administración de los sacramentos, los medios ordinarios por los cuales Dios acrecienta la fe.”

Como se ha indicado, históricamente el problema radica en la prioridad del énfasis. Se puede decir que el catolicismo hace hincapié sobre el tercer punto (los sacramentos); que el protestantismo clásico lo hace sobre el segundo, donde a la fe viviente y la debida administración de los sacramentos se los hace depender de la predicación y el oír de la palabra pura de Dios; y que el énfasis de las iglesias llamadas libres se halla sobre el primer punto: la fe viviente.

Posiblemente más de uno estaría tentado a colocar a Juan Wesley en la primera posición (fe viviente) cuando, sin embargo, su énfasis principal es el punto de partida protestante clásico: la palabra pura de Dios, En su Diario insiste en el hecho de que es fiel en su predicación “a las doctrinas fundamentales de la iglesia claramente formuladas en sus oraciones, artículos y homilías.” Wesley acentuó, una y otra vez, el hecho fundamental “que la iglesia sea continuamente formada por el ‘evento’, en el cual la fe se engendrará por la verdadera predicación de la Palabra.”

Es cierto que no dejó de fijar su acento sobre la fe viviente a la vez que afirmaba que “no me atrevo a excluir de la iglesia universal a todas aquellas congregaciones en las cuales cualquier doctrina contraria a las Escrituras, de la cual no se pueda afirmar ser ’la palabra pura de Dios ‘`, son algunas veces, y aún, frecuentemente, predicadas; ni todas aquellas congregaciones en las cuales los sacramentos no son ´debidamente administrados`”.

¿A qué se debe esta afirmación? Lo que le preocupa a Wesley es la soberanía y la libertad de Cristo. Se trata de reconocer a Cristo en otros, aún cuando no podamos reconocer “la palabra pura de Dios” y los sacramentos “no sean administrados en la forma debida”. Esta soberana libertad de Dios no le llevó a despreciar ni a la Palabra ni a los sacramentos. Hay en él una dialéctica que se mantiene entre la fe viviente y la palabra de Dios y los sacramentos que se le debe reconocer si no quiere pensar de su trabajo como el de un entusiasta religioso.

Es valioso aquí referir a su tan citada frase “pensamos y dejamos pensar” con la cual parece tornar superflua toda la tradición y la teología de la iglesia llevándonos a una anarquía subjetivista. Pero aquí, con en toda cita sacada de contexto, se deduce una apreciación que el mismo Wesley jamás soñó.

Se requiere mirar al párrafo completo de donde son tomadas esas palabras: “Las marcas distintivas de un metodista no son sus opiniones de ninguna especie… Quien quiera suponer pues, que un metodista sea aquel que mantiene tal o cual opinión, desconoce por completo el asunto; está totalmente errado. Creemos, en verdad, que toda la Escritura es inspirada por Dios, y en esto nos distinguimos de los judíos, los turcos y los infieles. Creemos que la palabra escrita de Dios es la única norma suficiente de fe y prácticas cristianas, y en esto nos distinguimos de la Iglesia romana. Creemos que Cristo es eterno y supremo, y en esto discrepamos de los socinianos y arrianos, pero en cuanto a todas las opiniones que no atacan las raíces del cristianismo, pensamos y dejamos pensar. De manera que cualesquiera que sean estas opiniones verdaderas o falsas, no son las marcas distintivas de un metodista”. En pocas palabras, Wesley no fue indiferente a la teología ni dejó la puerta abierta a un personalismo liberal.

Cuando a fines de la década del 1960 las iglesias metodistas en el Río de la Plata declaran su autonomía no lo hacen como señal de distanciamiento, sino como expresión de un claro triple propósito.

Primero, “una mayor autonomía en el testimonio para su mayor eficacia”, para mantener un diálogo fructífero con su propia tradición metodista, reconocerse herederos de la Reforma Protestante y el despertar evangélico del siglo XVIII, aceptando a la vez el hecho de una mayoría de edad que requería la autonomía para ejercer un ministerio eficaz.

Segundo, un desarrollo más arraigado en la misión. Expresar un mayor compromiso con la comunidad en la que está inserta en todas las manifestaciones de la vida de la iglesia.

Tercero, realizar lo que, como un sueño que sigue esperando su realización, se expresa en el Preámbulo de la Constitución de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina: “Contribuirá a apresurar y hacer más factible la unidad orgánica con otras iglesias hermanas a la vez que nos permitirá una acción más decidida y consciente dentro del movimiento ecuménico”.

Convicciones y sueños siempre se mezclan en todo recorrido histórico, y la celebración de los 500 años de la Reforma Protestante, es una ocasión para seguir anhelando la unidad de los cristianos en un testimonio comprometido con el Evangelio al servicio del pueblo todo. 

(*) Carlos Valle es Teólogo y Pastor (j) de la Iglesia Metodista Argentina. Director del Departamento de Comunicaciones del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (ISEDET), Buenos Aires, 1975-1986. Presidente de Interfilm, 1981-1985. Secretario General de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC), Londres, 1986-2001. Autor de los libros Comunicación es evento (1988); Comunicación: modelo para armar (1990); Comunicación y Misión; En el laberinto de la globalización (2002). 


FUENTE: ECUPRES - PRENSA ECUMÉNICA 

Este texto también fue publicado en la IERP (Iglesia Evangélica del Río de la Plata) en Reflexiones y recursos para conmemorar los 500 años del movimiento de la Reforma http://ierp.org.ar/category/500-reforma.


VIDENCIA Y CHARLATANERÍA

VIDENTES: MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES

por Dr. Claudio Benski - Ctro. Francés para el Estudio de los Fenómenos Paranormales 

El Dr. Claudio Benski es licenciado en Física de la Universidad de Buenos Aires y doctorado en la misma disciplina de Brandeis University. Reside en Francia desde hace 20 años, donde trabaja y ejerce docencia en el tema de la fiabilidad de sistemas y estadística. Es Secretario General del Centro Francés para el Estudio de los Fenómenos Paranormales, corresponsal de El Ojo Escéptico en Francia y Miembro Consultor del CAIRP. Ha dado espectáculos de magia en Francia, Austria y Estados Unidos, generalmente con el objeto de demostrar las técnicas más corrientes utilizadas por los charlatanes y otros abusadores de la credulidad humana.

En esta nota se analizan riesgos y conclusiones apresuradas que se pueden cometer realizando un incorrecto análisis estadístico de lo probable y lo imposible. Las leyes verosímiles son reglas muy rigurosas. Antes de incluir un suceso en la categoría de milagro debe considerarse que el resultado bien puede ser puramente casual.

Es muy tentador para un observador escéptico lanzarse sin demasiadas precauciones en el juego de testear videntes y adivinos. Es verdad que un gran número de estos personajes ha sido sorprendido usando técnicas clásicas de prestidigitación para impresionar a sus espectadores. Sin embargo, trataremos de mostrar que también existen problemas estadísticos que no son despreciables (1).

Supongamos que un vidente pretende poder predecir un evento futuro. Este tipo de predicciones abundan en revistas y periódicos. Muy a menudo, se tratará de eventos suficientemente generales del estilo "habrá inflación", o bien "un terremoto ocurrirá en Italia". Lo sorprendente sería lo contrario. Son eventos con alta probabilidad de ocurrir. Existen también predicciones menos generales que éstas, como por ejemplo, "un accidente de aviación ocurrirá sobre la ciudad de Chicago". Supongamos que durante el año para el cual se ha hecho esta predicción, ocurra un accidente pero en otro lugar de los Estados Unidos. Es evidente que este fenómeno no puede considerarse como una prueba de los poderes del vidente. Los accidentes de avión sobre el territorio norteamericano no son tan raros y transformar ligeramente la predicción original cambia por completo la interpretación que podemos asignar a esta profecía.

Otro tipo de consideración interesante consiste en examinar los mayores eventos significativos que han ocurrido durante el año y que no han sido predichos. Por ejemplo, ningún vidente francés ha sido capaz de prever la caída del muro de Berlín ni la guerra del Golfo. Más aún, interrogados en el mes de diciembre de 1990 sobre esta eventualidad, todos aquellos que fueron citados por la prensa estimaron que no habría guerra!

Nuestro centro, así como el CSICOP en Estados Unidos y otros muchos en el resto del mundo, han elaborado protocolos para testear el poder que pudiera tener un pretendiente a título de vidente. En estos test los principios de base son sencillos:

1) Poder estimar matemáticamente la probabilidad de que el candidato acierte por azar su predicción. Si esta probabilidad es baja, por ejemplo una chance sobre diez mil, no correremos demasiado riesgo de declararlo vidente erradamente. Este riesgo es conocido como riesgo de segunda especie.

2) El riesgo de primera especie debe ser estimado por el vidente mismo: es dado por la probabilidad de que, siendo él un "auténtico" vidente, fracase en su test. Sólo debe efectuarse un test sobre un sujeto que se preste al experimento habiendo afirmado que éste está perfectamente a su alcance. No se aceptan "ondas negativas" o argumentos como "hoy no es mi día". O puede, o no puede. Si no está seguro, que vuelva en otra oportunidad, cuando sí lo esté.

3) El riesgo de tercera especie, bastante menos conocido que los dos primeros, ha sido sugerido hace muchos años (2). Se trata del riesgo de dar la respuesta correcta a una pregunta errónea. En efecto, supongamos que nuestro vidente utilice técnicas de prestidigitación sin que nos apercibamos de ellas. Pensando responder a la pregunta "tiene el sujeto auténticos poderes de videncia", dejaremos sin respuesta la determinación de la honestidad de éste (3).

Es con el propósito de determinar lo más precisamente posible estos riesgos que magos y profesionales de la estadística se han asociado en la elaboración de los protocolos mencionados más arriba. Para ilustrar el problema, permítaseme evocar una experiencia personal reciente. 

En un programa en el canal 5 de la televisión francesa, intitulado "La videncia existe", participé en un debate sobre este tema en calidad de escéptico. No menos de diez videntes y unos cuarenta clientes de estos últimos asistían a dicha emisión. Seis de los participantes, entre los cuales me contaba yo, estaban en el podio. El resto en un pequeño anfiteatro. Después de haber escuchado todo el bien que hacen los videntes a la sociedad a través de sus poderes, durante quince minutos, me tocó intervenir. 

Naturalmente, tenía preparado mi sobre cerrado conteniendo el nombre de una ciudad (Tokio) y el nombre de una carta (el 6 de pique). Propuse a todos los videntes que quisieran participar en el experimento decir el nombre de una ciudad y de una carta. El vidente que acertara ambas cosas sería un candidato a un test formal a realizarse por nuestro centro con un premio de 100.000 Francos, unos veinte mil dólares, en caso de éxito. 

La mayoría rehusó diciendo que faltaba la relación personal, que este "jueguito" no servía para ayudar a nadie y que, de todas maneras, si fracasaban, eso no probaría nada. Con todo, tres videntes profesionales aceptaron el desafío. Mi cálculo era que, para la carta había una chance sobre cincuenta y dos de adivinar y, para la ciudad, una chance sobre doscientas. Esta última estimación resulta del número aproximado de ciudades que una persona recuerda. 

Por supuesto, podría haber elegido Calamuchita o Necochea. Resultado: ningún vidente adivinó la ciudad. Uno, propuso dos ciudades francesas. El segundo, no quiso revelar su predicción y prefirió anotarla en un papel que controló el animador de la emisión. El último se limitó a generalidades del tipo "veo que es una ciudad con agua y castillos" (todas las grandes ciudades están construidas cerca del agua por razones obvias y Tokio no es particularmente conocida por sus castillos). En cuanto a la carta, un vidente dijo que era el seis de trébol. El segundo, como siempre, no quiso anunciar que se había equivocado y el tercero, después de decir que "sentía que era roja", afirmó que probablemente fuera un corazón. Si tomamos exclusivamente la primera persona, una señora muy segura de sí, podría decir que "algo" acertó. ¿Podemos decir que, aunque sea parcialmente, hay "evidencia de la videncia"?

Si tomamos solamente el paquete de cartas, la probabilidad de que ninguno de los tres videntes acierte ni el número ni el palo de la carta será aproximadamente 3%. O sea que estamos casi seguros, 97% de confianza, de que algo, alguien va a acertar. Nótese que esto es muy diferente de la probabilidad de acertarle por casualidad tanto a la ciudad como a la carta. Esta probabilidad se puede estimar en una chance sobre algo más de diez mil, exactamente 10.400, si la hipótesis sobre las doscientas ciudades mencionadas anteriormente es válida.

La conclusión del animador del programa fue, como imaginarán, que si bien los videntes fracasaron en el test estricto, no se puede negar que la videncia es un fenómeno útil pero que no siempre funciona. De más está decir que ésta no es la conclusión que puede sacar un escéptico o científico. Mi conclusión es que la videncia, si existiera, no fue puesta en evidencia y que, exceptuando el hecho de alimentar programas de televisión y los bolsillos de los charlatanes, su función social es más que dudosa.


BIBLIOGRAFÍA

1) Diaconis, P y Mosteller, F., Methods for Studing Coincidences, Journal of the American Statistical Association, 1984, Vol. 84, pp. 853-861
2) Kimball, A. W., Errors of the Third Kind in Statistical Consulting, Journal of the American Statistical Association, 1957, Vol. 52, pp. 133-142
3) Benski, C., Testen Paranormaler Behauptungen, Skeptiker, 1990, Vol. 4, pp. 15-19.

FUENTE: EL OJO ESCÉPTICO

martes, 2 de agosto de 2016

ENTRE LA FUGACIDAD DE LA VIDA Y LA INCERTIDUMBRE DEL DESTINO

COMO LÁGRIMAS EN LA LLUVIA

El replicante de la película Blade Runner (1982), Roy Batty, fue activado un 8 de enero de 2016. Creados por la Tyrell Corporation, los replicantes -androides denominados Nexus 6- son seres a quienes las fuerzas de seguridad deben detener y eventualmente, exterminar. 

A pesar de todo, el rebelde Roy Batty (personificado por Hutger Hauer) salva in extremis la vida de su verdugo, el agente Rick Deckard (Harrison Ford) que hasta ese momento quería darle muerte luego de una ardua persecución.

De naturaleza artificial, hecho a imagen y semejanza de los humanos, por alguna razón, es capaz de plantarse su existencia y de aceptar la incertidumbre de su destino.  En lo alto de un edificio, bajo la luces de neón y una pertinaz lluvia, el insurrecto Nexus 6, juega su última partida. 

Transcribimos el memorable monólogo final de cuño shakesperiano, que condensa en pocas frases la filosofía del existencialismo mismo: 

Lágrimas en la lluvia

Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad?. Eso es lo que significa ser esclavo. Yo he visto cosas que ustedes no creerían:  Naves de ataque incendiándose más allá del hombro de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la Puerta de Tannhäuser. 
Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

(I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. 
All those moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die).

Sus palabras nos conmueven porque hablan de la fugacidad de la vida y de la tragedia de la existencia humana. Antes, ahora en 2016 y siempre.



jueves, 28 de julio de 2016

PADRE OBISPO ÓSCAR ROMERO - PADRE RUTILIO GRANDE - DIOS ES EL SALVADOR





PADRE OBISPO NOVAK Y PASTOR FEDERICO PAGURA - MEMORIA Y ECUMENISMO




EL LLAMADO CHI-RO O MONOGRAMA DE CRISTO O CRISMÓN

“IN HOC SIGNO VINCES” ¿QUÉ SIGNIFICAN LA “P” y la “X” EN EL ALTAR?
El llamado “Chi-Rho” o “Monograma de Cristo” es uno de los símbolos más antiguos de la cristiandad

Las figuras del arte cristiano primitivo se centran, principalmente, en la narración gráfica de los sucesos evangélicos y en la reproducción –que nos atreveríamos a calificar de prácticamente “serial”, por criptográfica- de imágenes simbólicas y alegóricas.


A los frescos de las catacumbas de Priscila (en Roma, de principios del s. III), por ejemplo, pertenece la imagen más antigua de la Virgen María). El conjunto representa uno de los temas centrales de la fe cristiana, y una de las más tempranas figuras del arte.

Entre todas estas imágenes destaca en primer lugar, indiscutiblemente, la Cruz. Desde el nacimiento de la Iglesia, ya era empleada como emblema de la propia persona de Cristo.


La sola idea de un dios condenado a muerte, mediante la imposición del castigo reservado a los peores criminales, fue considerada absurda por el gobierno romano, “pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan […] es fuerza de Dios […]. Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado” (1 Co 1, 18).

Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337) la cruz empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo, Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegasC y R las primeras letras del nombre de Cristo, en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.


Sólo a partir de la aceptación del cristianismo por Constantino el Grande (entre 270 y 288-337) 
la cruz empezó a reproducirse profusamente, sustituyendo el monograma de Cristo, 
Ji-Ro o Crismón formado por las letras griegas C y R las primeras letras del nombre de Cristo, 
en griego, que hasta entonces era el emblema distintivo de la comunidad de creyentes: ΧΡΙΣΤΟΣ, el Cristo.

Pero este monograma, por sí mismo, no asociado al nombre de Cristo, ya había existido en la Antigüedad, a modo de abreviatura de la palabra chréstos, “ungido”, como un símbolo de buena fortuna.

Ha sido entendido como el mismo signo que cuentan sus biógrafos que se apareció a Constantino –en visión o en sueño- la noche antes de la batalla contra Magencio en Saxa Rubra (312), como cuenta Eusebio de Cesarea en su Vida de Constantino.

Según James Hall, autor del diccionario de temas y símbolos artísticos, no hay evidencia certera “de que el emperador haya introducido este símbolo [en el estandarte imperial romano, como aparece en las monedas de la época] con alguna intención propiamente cristiana”.

Sin embargo, el mismo Eusebio pone en boca de Constantino una abierta confesión de fe (como se lee en su Historia Eclesiástica, escrita en la primera mitad del siglo IV), cuando, en la estatua que levantan al emperador en el Foro romano, “sosteniendo en su mano derecha el signo salvador, los mandó que grabaran estas palabras en la inscripción, en lengua latina: «Con este signo salvador, que es la verdadera prueba de valor, salvé y libré vuestra ciudad del yugo del tirano…»”.

FUENTE: ALETEIA

martes, 26 de julio de 2016

A 15 AÑOS DE LA PASCUA DEL PADRE OBISPO JORGE NOVAK

15º ANIVERSARIO DE LA PASCUA
DEL PADRE OBISPO JORGE NOVAK
Homilía de monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes en la misa por el 15º aniversario de la Pascua del Padre Obispo Jorge Novak (8 de julio de 2016) 

“Lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre ha hablará en ustedes” (Mt. 10, 19-20)


Hermanas y hermanos: 

A quince años de la pascua de nuestro querido “Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de la misericordia y constructor de una Patria más justa y fraterna”. Reunidos en torno al altar donde él inició su ministerio episcopal hace cuarenta años, y en el lugar mismo donde reposan sus restos, ha sido proclamado el Evangelio. Seguramente estas palabras de Jesús resonaron más de una vez en su corazón de profeta, discípulo misionero de Jesús. El Maestro anuncia a sus discípulos las situaciones conflictivas que afrontarán, porque el mensaje del Evangelio no siempre es bien recibido, despierta toda clase de resistencias en las personas aferradas al mal y a sus proyectos mezquinos. Los discípulos deben reconocer que son como ovejas en medio de lobos; deberán estar atentos para no responder al mal con el mal; han de ser astutos como serpientes y sencillos como palomas. El Padre Obispo, en más de una ocasión, manifestó su disposición a dar la vida en momentos en que la vida de sus hermanos estaba amenazada de tantas maneras. La fidelidad a Jesús, Buen Pastor, lo llevaba a identificarse con sus sentimientos. “El buen pastor da la vida por sus ovejas”. 

Estamos hoy aquí, reunidos como familia diocesana, como hijos a los que el Padre Obispo enseñó a dar los primeros pasos como Iglesia particular de Quilmes. El clima familiar se hace más patente al contar hoy con la presencia de los hermanos del Padre Obispo Jorge: Teresa y Tarsicio Novak, acompañados por sus familiares. También la presencia del segundo obispo de Quilmes nos hace cercanos a nuestro primer pastor. Cuánto más nos alegra que uno de los sacerdotes ordenados por nuestro primer pastor, hoy sea el obispo de La Rioja, el Padre Obispo Marcelo Colombo, hoy nos esté acompañando en este sentido recuerdo. 

Como en toda familia, cuando nos juntamos para hacer memoria de los mayores, naturalmente brotan de los corazones agradecidos los recuerdos, las anécdotas y palabras. Y las vamos transmitiendo de generación en generación. Los más jóvenes preguntan; los mayores se emocionan y mientras corre el mate, corremos a buscar una foto, mostramos un recuerdo, releemos una carta amarilla… en fin, hacemos presente la vida de los que nos precedieron, que está presente en sus legados, en las instituciones que forjaron. Así lo hace la Iglesia con sus mártires, sus misioneras, misioneros y pastores. 

Por eso, desde esta misma Cátedra que el Padre Obispo Jorge ocupó por casi veinticinco años, quiero que sea su palabra la que llegue a nosotros en esta tarde de recordación. Su báculo, aquí a mi lado, hará más patente su presencia espiritual. 

Esta semana, en una visita a la Universidad de Quilmes, reunido con el Rector y algunos beneméritos profesores, la Lic. Luisa Ripa Alsina trajo a colación la magnífica disertación del Padre Obispo Novak con ocasión de su nombramiento como Profesor Honorario (22/03/1996) 

En esa ocasión inició su ponencia con las palabras con las que inauguró la primera cátedra de Derechos Humanos en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (abril de 1985): 
“El 19 de septiembre de 1976 fui ordenado Obispo de la recién creada diócesis de Quilmes. No sospechaba en aquel momento que muy pronto me encontraría con un mundo insospechado de familias afectadas visceralmente por atroces dolores espirituales. Familias, en cierta medida, moralmente proscritas en nuestra propia patria. 
Mi visión de la realidad humana hubo de cambiar forzosa y rápidamente. Hasta entonces tenía mi propia opinión de los hechos, pero basada en una información insuficiente y deteriorada. Cada grupo familiar que trasponía los umbrales de mi oficina me comunicaba, a modo de ósmosis misteriosa, su carga de dolor y de angustia, reclamando comprensión, solidaridad, acción consecuente. 
Comprendí entonces cabalmente, a partir de estos diálogos que llenaban las más de las páginas de mi libro de audiencias, que la historia tiene una superficie engañosa y una profundidad lacerante. Comprendí que sólo quien desciende decididamente a bucear en los abismos del dolor provocado en la historia por la injusticia y la prepotencia, para compartirlo y para regenerarlo, adquiere en plenitud creciente su propia dimensión humana. 
En mi caso personal, valoré debidamente el axioma pastoral: El hombre es el camino primero y necesario de la Iglesia. En esta experiencia vi claro que, sin actitudes sinceras con la situación de la familia argentina (la desaparición de personas; la destrucción premeditada de los centros de producción por los instrumentos de mezquinos intereses multinacionales; el hambre y la guerra…), me haría connivente y cómplice del mal en sus múltiples expresiones. Fue un aprendizaje duro y eficaz, con la pedagogía sencilla de descubrir la verdad de los hechos; indagar en sus causas profundas; y asumir sin pérdida de tiempo, sin temor al peligro, sin cansancio a la entrega, la defensa y promoción de la dignidad de la persona y de la familia, reclamando la plena vigencia de los derechos humanos inalienables”. 

No dudo que es una página dorada, no sólo de la historia de nuestra familia diocesana y latinoamericana, sino también de la bicentenaria Patria argentina. 

“Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de Misericordia y Constructor de una Patria más justa y fraterna” 

Sus largos años recorriendo y velando por este sur este del gran Buenos Aires, entregándose en su servicio pastoral, al modo de los grandes Padres de la Iglesia, a quienes él no sólo estudió sino que siempre buscó encarnar sus enseñanzas, generó en las hermanas y hermanos un modo sincero y cariñoso de tratarlo, llamándolo Padre Obispo. Para el pueblo fue un verdadero padre. En el marco del Año de la Misericordia, hoy lo recordamos como “Apóstol de la Misericordia”. Como recién escuchábamos su confesión, la historia de este pueblo que le tocó pastorear, fue modelando ese corazón de padre y apóstol de la misericordia. El Espíritu Santo fue “diciéndole lo que tenía que decir y hacer”. Lo fue configurando como un buen pastor. 

Sigamos escuchando sus emotivas palabras; esta vez, en una carta pastoral escrita hace este mes 30 años atrás, en los 10 años de la creación de la diócesis, el 25 de julio de 1986. 
“Quiero compartir con ustedes mis preocupaciones por lograr, en este vasto esfuerzo renovador, una perfecta sintonización con el Evangelio. No podemos olvidar que Jesús se presentó en público con estas palabras programáticas: “Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres…” (Lc. 4, 18). Pablo se hace eco, y en él brilla la tradición apostólica: “Hermanos tengan en cuenta quiénes han sido llamados; no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles…” (1 Cor. 1, 26) 
En agosto de 1985 recorrí aún durante la semana, varias comunidades que en junio había sido víctimas de la terrible inundación que todos llevamos bien grabada en la memoria. El domingo 25 de ese mes, por la tarde, pasé en dos capillas mi última jornada intensa. Ignoraba entonces que en contados días quedaría, aunque en forma transitoria, totalmente discapacitado. 
Pasé horas imborrables la tarde de ese día del Señor. Las recientes lluvias hacían difícilmente transitables las “veredas” y apenas se podía dar con algún lugar por donde cruzar las calles. Compartí con las familias que acudieron a los dos centros de oración la Eucaristía, los alimentos, la vida. Una vida compenetrada de angustias, en la que la Iglesia aparecía en su plena y cabal misión de humilde servidora. 
Al llegar al pavimento me insistieron en entrar en una casa, para limpiar mis zapatos, a los que el barro se había pegado abundantemente. Mientras circulaba el mate, me dejaron en perfectas condiciones el calzado. Era medianoche cuando, en Camino Belgrano, totalmente a oscuras, tomé el colectivo para ir a Quilmes a descansar.  
No me costó mucho, mientras repasaba esa tarde y las similares del mes de agosto, sacar un par de conclusiones. Me decía: “Yo siento el agua y el barro y las emanaciones malolientes de curtiembres y otras industrias de vez en cuando. Estos hermanos sufren en forma permanente estos inconvenientes. ¿Quién se acuerda de ellos en forma seria? ¿Quién se acerca para promover la dignidad de hijos de Dios que palpita en el buen corazón de estos vecinos? 
Si el Señor me hubiera llamado pocos días después, dando por terminado mi ministerio episcopal, no habría dejado de alegrarme el hecho de pasar el último domingo, en plenitud fuerzas, con los hermanos que tanto han sufrido y siguen sufriendo. Pero no habría sido menos cierto que por el par de zapatos embarrados que yo presentaba tímida y filialmente al Padre Dios, Él me habría desviado la vista a miles y miles de pies que se cubren continuamente de polvo o de barro al salir de su casa y al volver a ella. Son los pies del trabajador camino a la fábrica; los del niño y adolescente rumbo a la escuela; los de las mamás que enderezan el paso a cumplir tareas domésticas para poner sobre la mesa el pan que el marido imposibilitado de conseguir trabajo no llega a ganar para los hijos. 
¡Se impone constantemente el examen de conciencia! No basta una bella formulación de priorizar pastoralmente al pobre. ¡Hay que actuar con sencillez y humildad, pero también con urgencia y valentía!: Cobra actualidad la palabra profética: “Se te ha indicado, hombre, lo que es bueno y qué exige de ti el Señor; nada más que practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios” (Miq. 6, 8)

Esta verdadera confesión de nuestro primer pastor no muestra el alma de un Apóstol de la misericordia. Su ministerio estaba tejido con obras de misericordia, corporales y espirituales. 

“Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de Misericordia y Constructor de una Patria más justa y fraterna” 

Nuestra Iglesia diocesana, que cumple sus cuarenta años, como lo decía el Padre Obispo Jorge, nació en un momento muy crítico y doloroso de la historia del país. Este “árbol” familiar ha echado sus raíces en una tierra que en esos años era regada con sangre de hermanas y hermanos que soñaban una patria más justa y fraterna. El pasado 4 de julio recordamos los cuarenta años de la masacre de los cinco Siervos de Dios Palotinos. “Juntos vivieron; juntos murieron”… El próximo 4 de agosto, el asesinato del obispo de La Rioja, Mons. Enrique Angelelli. La presencia hoy del Padre Obispo Marcelo Colombo, hace más vivo este recuerdo. 
¿Qué decía el Padre Obispo Jorge, a diez años de la muerte de Angelelli? 
“Los diez años trasnscurridos desde la inmolación de Monseñor Angelelli, han ido llevando su trayectoria episcopal al plano de los grandes testigos del Evangelio… La Iglesia en la Argentina ha de ver en él al fiel seguidor de Cristo, al obispo obediente al Concilio Vaticano II y gozoso realizador del proyecto pastoral madurado en Medellín. 
Con respecto al amor a los pobres, se expresó Mons. Angelelli en altos términos, en su homilía radial del 1º de agosto de 1971, recomendando la colecta “Más por menos”: “Dios no ha hecho al hombre para la miseria. Es una injusticia social. La comunidad cristiana es responsable de los pobres. Comenzando por sus jefes, debe tener el corazón abierto a sus sufrimientos. Los pobres son el sacramento de Cristo; en el misterioso humanismo y en la sociología de Jesús, Él está encarnado en cada hombre doliente, en cada hambriento, enfermo, desnudo o encarcelado. Por eso la Iglesia honra a los pobres, los ama, los defiende, se solidariza con su causa… El verdadero pobre experimenta desde su interior la necesidad de Dios y de los otros hombres. El pobre verdadero es capaz de brindar su vida a los demás en actitud de servicio y con amor verdadero, no fingido”. 
Y el Padre Obispo Jorge sigue diciendo: “Quisiera que esta carta pastoral sea entendida como un sencillo homenaje a la venerada y grande memoria del Obispo Angelelli, con ocasión de los diez años de su trágica muerte, que muchísimos, con perspicaz intuición, interpretaron como prepotente asesinato de un estilo de autoridad ideologizado por la Seguridad Nacional… Mi sencillo homenaje a su excelsa figura de pastor lleva explícito el propósito de una mejor dedicación de mi persona a la evangelización de los pobres”. 

“Padre Obispo Jorge Novak: Apóstol de Misericordia y Constructor de una Patria más justa y fraterna” 

Novak soñó una Patria más justa y fraterna; pero no sólo soñó, dio la vida por ella en su misión de pastor, como lo hizo el obispo Angelelli. Queremos dar gracias a Dios por estos pastores, hoy particularmente por nuestro Padre Obispo Jorge Novak. Que su presencia en nuestro caminar nos ayude y enseñe a servir a los hermanos, con sencillez y corazón dispuesto. Su vida entregada nos compromete a anunciar la alegría del Evangelio y a comprometernos en la causa de los más humildes, que hoy viven momentos de inquietud y sufren las injusticias de la inequidad. Necesitamos sentirnos hermanos en una casa que es de todos y no de unos pocos. Donde las políticas contemplen las necesidades de los más pobres y frágiles, y no sigamos alentando políticas de descarte y exclusión. La fe cristiana, que alentó a los congresales de Tucumán, nos abra a un diálogo sincero buscando el bien común. Como en una familia, los que más pueden y tienen han de velar por los más frágiles y sufrientes. Esos son los sentimientos de nuestro Papa Francisco expresados en una carta enviada hoy al Pueblo Argentino, que se leerá al finalizar, antes de cantar el Himno Nacional. 

Aquellos congresales tenían pensamientos distintos; pero pensaron en grande, buscaban el bien de todos; dieron la vida por esa causa. Como la dieron Güemes, Belgrano y San Martín. Por ello, a horas del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, con nuestro corazón latiendo junto a todo el pueblo argentino y haciendo memoria de aquellos congresales del 9 de julio de 1816, reunidos en aquella Casa Histórica de Tucumán, decimos: Argentina, canta y camina.. 

Al decir del recordado obispo Angelelli: “Hay que seguir andando… nomás” 

                                                                              Mons. Carlos José Tissera
                                                                                   Obispo de Quilmes