EL LENGUAJE DE LAS ALUSIONES SIMBÓLICAS EN EL SUFISMO
SEGÚN IBN 'ARABI
"El lenguaje de las alusiones implica una relación de ambigüedad debida a la ambivalencia misma de su fundamento"
1. 1. Introducción
En diversos contextos traduciré el término išára como ‘alusión esotérica’, ‘fórmula indicativa’, ‘expresión simbólica’, ‘sentencia alusiva’ u otras variantes.
La noción de išara (pl. išárat) corresponde, en la terminología técnica del sufismo -tradición mística y aspecto esotérico del Islam-, a la aprehensión o la expresión inspirada de una experiencia relacionada con alguna de las realidades espirituales.
Ibn ‘Arabi da una concisa definición del términotasawwuf, “sufismo’ o “misticismo islámico”, en un breve tratado de termonología sufí: «El sufismo –dice el shayj al-Akbar- es la adhesión a las buenas maneras (ádáb) prescritas en la Ley sagrada, tanto externa (záhir) como internamente (¿‘aún). Estas buenas maneras son los divinos rasgos de carácter (ajláq iláhiyya). Aplícase también el término al cultivo de los nobles rasgos de carácter y al abandono de los triviales»’.
En este mismo tratado, la “Terminología técnica del sufismo”, escrito en lenguaje alusivo, Ibn ‘Arabí se refiere también al significado de išara y latifa.
«La išara -dice el Shayj- tiene lugar en el estado de cercanía a Dios, con la presencia de la otredad (ma´a hudur al-gayr) y tiene lugar asimismo en el estado de alejamiento»2.
El lenguaje de las alusiones implica, en efecto, una relación de ambigüedad debida a la ambivalencia misma de su fundamento. El lenguaje, en tanto que comunicación, establece un vínculo de transmisión entre emisor y receptor -así, entre Dios y el hombre-, de modo que, en este sentido, significa un ‘acercamiento’, denota proximidad; sin embargo, al mismo tiempo, pone de manifiesto la necesidad o carencia que esta comunicación entraña, ya que el puente que vincula es también la distancia que separa, pues supone una dualidad entre emisor y receptor, y significa, por tanto, un ‘alejamiento’.
En otra definición, explica el autor que la latifa es una alusión caracterizada cualitativamente por la ‘finura’ de su significado. Dice literalmente: «La ‘sutileza’
o ‘toque de gracia’ es toda alusión esotérica (išara) de significado sutil (daqiqat al-ma’na) que permite la comprensión de aquello que no está contenido en la expresión literal (ibára)»3.
Como señal, en sentido propio, la išara muestra o indica algo -un objeto, una situación, un estado o un propósito particular- que determina su significado y sin cuyo conocimiento la ¡dra no cobra sentido, ni tiene realidad. Así pues, el objeto necesario de la alusión es la realidad a la cual se alude. Pero la fuerza que la impulsa, el espíritu que anima la alusión es la intención o la comprensión del sujeto, el propósito de quien alude, por el cual se confiere un significado específico al objeto de la indicación, en virtud de una experiencia particular.
Por su carácter gnómico y sapiencial, cuando recomienda una dirección o sugiere un modo de aproximación a su objeto, la alusión supone un intento de transmisión de conocimiento y representa una enseñanza no convencional. Uno de sus rasgos es, por tanto, la función didáctica. No obstante, esta orientación pedagógica de la isára se caracteriza por la tendencia al procedimiento mayéutico.
Toda isara es, en cieno modo, una advertencia o llamada de atención (tanbih). Este aspecto admonitivo propio de la alusión supone un intento de producir un despertar en la conciencia. Aunque aparezca formulado como afirmación, el tanbih, de hecho, conlleva un interrogante. Al poner en cuestión un significado previo se induce la comprensión de un nuevo sentido.
1. 2. Acepciones de la raíz šwr en forma IV
En algunos apanados de este trabajo se hará referencia a la relación establecida entre algunos términos en virtud de su triliteralismo etimológico.
Considero oportuno hacer aquí algunas consideraciones al respecto, dirigidas, sobre todo, a quienes no conocen la lengua árabe. Partamos de una definición gramatical:
«Los lexicógrafos árabes han descrito todas las palabras de su lengua como el resultado de la intersección de un morfema radical o raíz, portador del lexema o idea básica, integrado por generalmente sólo tres consonantes radicales, y de un moderna derivacional ligado y discontinuo [...], en ciertas secuencias fijas y limitadas, llamadas formas (…)»4~
La extraordinaria capacidad alusiva de la lengua Árabe -o de cualquier otra lengua semítica- reside en las posibilidades asociativas que brinda su sistema de raíces léxicas trilíteras, cuyos significados básicos originados han evolucionado a lo largo del tiempo, diversificándose y configurando una “estructura semántica” múltiple que pone en relación, implícitamente, términos de significados dispares e incluso opuestos, posiblemente asociados, en algún momento de su evolución, a un mismo significado primigenio, del cual pudieran derivar, por analogía o comparación, nuevas palabras o acepciones especializadas.
Este sistema permite establecer, a partir de relaciones morfológicas y etimológicas, una sutil “red de referencias” semánticas. Tal intercomunicación léxica es una de las más fecundas fuentes de inspiración de la poesía árabe y uno de los pilares genuinos del pensamiento y la reflexión en esta lengua y, muy en particular, del lenguaje alusivo.
La interrelación entre ellos, confiere a los términos de una misma raíz un fuerte poder evocativo y una ‘carga denotativa’ adicional5. Entiéndase, pues, hasta qué punto la forma de la palabra está ligada al significado que comporta.
Teniendo en cuenta las consideraciones precedentes, me parece oportuno dar a conocer al lector no especializado, al menos, las acepciones del término isara recogidas en algunas destacadas obras lexicográficas.
Entre las acepciones de la forma IV de la raíz árabe šwr -a la cual corresponde el nombre verbal išara, Pedro de Alcalá, en su vocabulario, menciona las siguientes:
Hacer señas, señalar. Aconsejar, pedir consejo, consejo demandar. Señal del dedo, señas para se entender. Blanco la señal.
En el Supplément aux dictionnaires arabes, R. Dozy recoge, de diversas fuentes que aquí no cito, las acepciones de ¡¡dra que seguidamente numero: (1) Enseigne, marque, indice, signe; pl. a.M’ir, signes, phénoménes dans le ciel. (2) Signe, geste, signe qu ‘on fail avec le doig:, geste convenu entre deux personnes pour s ‘entendre. (3) Signal. (4) Renvoi, signe que renvol ~une citation, á une note. (5) Criterium. (6) Présage, pronostic. (7) Symbole, embl¿me, figure symbolique; u est souvant question des Kara: des Soufis. (8) Allégorie, figure allégorique. (9) Blanc, but où l’on tire. (10) Cocarde. (11) Averrissernent de Dieu. (12) Drapeau, bannière. (13) Procession de derviches, paree qu’ils portent une bannière7.
He aquí también algunas de las acepciones, cuyas fuentes tampoco menciono, recogidas por Lane:
-He gaihered honey; extracted it from he mmli hollow; gathered it from frs luyes or from other places. -He exhibited, or displayed, he beast, for sale (rare). -1-le stirred up the fire, or made it to ni up. -He mnade a sig to hm with the hand, tibe head, the eye or the eyebrow, or with a thing serving to convey intelligence of what he would say. -He or it, pointed to it or at it, pointed it out, or indicared it. -He made it known. -He made known, or notifled, to him he manner of accomplishing the affair that was conducive to good, and guided hm to that which was right. -He counsdlled him, or advised him, to do such a thing; showed him thar he heid it righ: for him to do such a thing; or he commanded, ordered or enjoin cd, hm to do such a :hingt.
Por su parte, F. Corriente recoge las siguientes acepciones:
1. Apuntar, mostrar, indicar (con el dedo); señalar. 2. Avivar (el fuego), sacar llama. 3. Aconsejar, recomendar, indicar; aludir. 4. Recoger la miel (de la colmena)9.
En Lisán al-arab, figuran entre otras las siguientes entradas, cuyos comentarios incluyo aquí por considerarlos de interés para este estudio:
-Hacer señales con la mano (kaff), el ojo o la ceja (ašara Ilâ). Dice Ta´lab en un verso: «Ocultaríamos la pasión en secreto, si no fuera por un gesto (išara) de la ceja (hayib) que nos delato y porque los dedos (asabi) hacen señales».
-Hacer señas o señalar con la mano (yad). En una tradición profética se dice que el Profeta: «...hacía señas en la oración (ašára fi-l- sala), es decir, daba indicaciones con la mano y la cabeza, o sea, ordenaba o prohibía por medio de la indicación gestual. Otra tradición refiere que el Profeta dijo a alguien que señalaba con el dedo durante la súplica (du´a’): «Proclama la Unidad, proclama la Unidad (ahhid,ahhid)11; y en otro se dice que «cuando hacía señales con la mano, las hacía con toda la mano», con lo cual se quiere resaltar que sus señas con toda la mano eran diferentes de su señal con el índice, de modo que, cuando queda rememorar la proclamación de la Unidad (tawhíd) y la profesión de fe (tašahhud) lo indicaba con una señal del dedo índice (mušabbiha), y cuando queda indicar otra cosa señalaba con toda la mano, para establecer así una neta distinción entre ambas señales.
Dícese también que cuando hablaba, se comunicaba con la ayuda de gestos que integraba en su discurso para reafirmarlo.
Otras acepciones: -Señalar, aludir (lawwaha 114 alwaha). -Ordenar algo a alguien (a¡ára calay~hi bi-amr). -Aconsejar, dar el parecer.
Extracto del primer capítulo del libro ‘El lenguaje de las alusiones: Amor, Compasión y Belleza en el Sufismo de Ibn Arabí’, edit. regional de Murcia 2005.
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